Una tormenta de verano con diversas situaciones peligrosas

Después que el calor sofocante mostrara sus aristas más concretas, comenzaron a conformarse las nubes que según sus especiales coloraciones, no presagiaban nada bueno. Ayer martes y en torno a la hora 18, el vendaval de agua y viento se vino con todo, incluso con alguna pedrada. El combo atmosférico fue completo.
Las ráfagas desgajaban con cierta facilidad gruesas ramas con las que el ventarrón jugaba a su libre albedrío, sumándose algunos objetos entre los que cupieron varias chapas que se desprendieron de algunos techos.
En ese transcurrir «con el corazón en la boca», para completar el cuadro nos quedamos sin el suministro de energía eléctrica, aunque quien más, quien menos, había tomado los recaudos del caso a sabiendas que en cualquier momento se produciría el apagón al que estamos acostumbrados.
Aparecieron entonces las linternas, lámparas y celulares que contrarrestaron la cesación de un sistema que según corren los tiempos, debiera exponer una alta tecnología que nos deje a salvo de semejantes imprevistos, pero según se dijo, nuevamente fallaron algunos transformadores. Después de varias horas a oscuras, lentamente y por secciones fue retornando la energía eléctrica.
Mientras que varios convecinos trataban de destapar un conducto (caño) que desagota el agua de lluvia que se acumula en la esquina de la avenida Tirburcio Bavio y calle Domingo Faustino Sarmiento, con conexión al canal «Arata» (se había formado un espejo muy considerable), los gruesos álamos de la ruta de acceso «Tte. Gral Juan Domingo Perón» se desprendían de sus gruesos gajos secos y no tanto, poniendo en serio peligro a quienes se vieron obligados a transitar sobre esa vía de hormigón armado. Una sugerencia: se amerita una poda urgente y más exaustiva.
En definitiva, se anegaron diversas calles y avenidas debido a estas tipicas «tormentas de verano» que así como se presentan imprevistamente, también se alejan generalmente hacia el sector costero, dejando un saldo que si bien no puede considerarse «catastrófico», merecen considerárselas con mucho respeto.
Con respecto a la cantidad de lluvia, fueron pocos milímetros que cayeron con violencia. Nuestro fotógrafo, ni lerdo ni perezozo, trabajó a destajo para captar algunas imágines de este vendaval que en algunos pasajes atronadores alumbrados por los relámpagos, nos puso serios y muy concentrados.

 

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