Rutas: un combo trágico sin aparente solución

El trágico accidente de tránsito ocurrido anteayer lunes, que enluta a varias familias de nuestro medio y conmoverá durante mucho tiempo a nuestra comunidad, se suma a los muchos que suceden casi a diario en las rutas provinciales y nacionales. Varios y determinados motivos los generan, en los que sin duda ocupa un rol preponderante el desempeño humano.
No obstante, para que estos lamentables desenlaces automovilísticos se produzcan, también gravita el estado de las rutas que en la mayoría de los casos, hace años que fueron dejadas al libre albedrío del constante deterioro producido principalmente por el uso y abuso de camiones de gran porte excedidos de carga, la alta velocidad que desarrollan los automóviles, y el escaso control que ejercen las fuerzas policiales pertinentes.
Dentro de ese «combo» y algo más, es dable observar para tomarlos como ejemplo, los muy peligrosos destrozos que exponen las rutas provinciales que atraviezan nuestro partido, en mayor medida la Nº 74 desde su enlace con su homónima Nº 29 hasta la autovía nacional Nº 2, que dable es escribirlo, a la par de sus «contundentes» tarifas de peaje muestra en la mano que va desde Las Armas hacia la Capital Federal, los peligrosos signos inequívocos causados por el tránsito de pesados transportes, y del escaso mantenimiento de la empresa concesionaria.
Reiterando conceptos, desde hace muchos años que ese estado de abandono que ofrecen la gran mayoría de las rutas nacionales, cobran sus trágicos dividendos en innumerables victimas que obviamente, en muchos casos también aportan sus cuotas de falta de capacidad para conducir automóviles a excesiva velocidad, y lo que es peor, exponiendo una gran cuota de imprudencia.
Se viaja muy rápido porque la gran mayoría de los vehículos livianos están preparados para ello. Salen de la fábrica acordes a los tiempos que corren, pero en ciertos casos caen en manos inexpertas y sobre rutas que no permiten esas altas velocidades. En ese transcurrir, diariamente y a cada rato en algún lugar del país suceden accidentes que en la mayoría de los casos arrojan el irrecuperable saldo de vidas humanas tronchadas.
Se necesitan mejores rutas, o al menos mantenidas correctamente; mayor control de la velocidad y en suma, que se adopten los mejores medios al alcance para solucionar un grave problema. El trágico saldo de accidentes amerita urgente una solución. Lamentablemente, los argentinos nos encontramos con un país «quebrado» económicamente y lo que es peor, anímicamente. No obstante, no debe abandonarse el deseo, la esperanza y el sueño que «algún día» los argentinos puedan movilizarse sobre rutas provinciales y nacionales en excelente estado. ¿Utopía?; de eso también se vive…
AGB

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