Escribe: Eduardo A. Volonté.-
Concluyó ayer 19 de mayo, la Semana Mundial del Parto Respetado, cuyo objetivo -según lo difunde Unicef- es “visibilizar el modo en que se atienden partos en todo el mundo y exigir el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento”.
También se cumple este año el vigésimo aniversario de la sanción de la Ley 25.929 de Parto Humanizado, aunque recién se reglamentara en 2015.
Resulta imposible imaginar la vida humana sin asociarla al parto. A ese doble momento que en simultáneo significa el fin del embarazo y el inicio de esa apasionante y misteriosa aventura que es vivir.
Por eso la historia de los métodos de parto acompaña la evolución del ser humano, de la ciencia y además de las creencias y contextos sociales.
Hoy en día, cuando por un lado van recuperando terreno los métodos denominados de parto natural, y por el otro, los avances de la medicina parecen garantizar un parto sin dolor, vaya el relato de un parto en la zona de San Martín de los Andes, relatado por el médico alemán Rodolfo Koessler, en el libro de anécdotas sobre el ejercicio de su profesión, que publicara su esposa Bertha, bajo el título “El Machi del Lanín”.
Si bien el relato no está fechado, este matrimonio se estableció en aquella casi despoblada zona patagónica en la década de 1920.
Asistamos al parto de doña Ceferina relatado (y sufrido) por ella misma.
EN PRIMERA PERSONA
«Hace dos meses tuve a mi quinto bebé», comienza doña Ceferina. En mis cinco partos me auxilió doña Rufina, la vieja india que vive con su familia a dos leguas de nuestro rancho. Fue un parto difícil, igual que los anteriores. Duró tres días. No me sirvió de nada ponerme en cuclillas ni beber de a gotas el cocimiento de raíz de perejil.”
“La anciana ya no sabía qué hacer y llamó a su esposo, que le aconsejó que me suspendan del techo. Me ataron un lazo debajo de los brazos y lo pasaron por encima de las vigas del rancho. Yo colgaba en el aire; no podía tocar el suelo con las puntas de los pies. Hilos empezaron a estrujar y apretar mi cuerpo.”
“Cuando me desmayé, me acostaron en el suelo y la vieja le ordenó a mi esposo que se siente sobre mi estómago para que no suba la criatura. Como seguía sin nacer, me pusieron varias veces de cabeza y luego rápidamente sobre los pies para sacudir al chi-quito y hacerlo reaccionar.”
“La mujer trabajó duro y por fin pude parir a mi niño. Pero tenía una hemorragia muy fuerte. No expulsaba la placenta y, como hacía mucho calor, la india esperó varias horas antes de empezar su labor.”
“Yo tenía mucha sed, pero no me dejaba beber nada para no reforzar la placenta, que con el calor se vuelve muy fuerte y resiste acostaron luego sobre una lona y me mantearon hasta que perdí el conocimiento y la lona estaba empapada en sangre.”
“Entonces el indio dijo que no había más que una forma de hacer frente a la tendencia de la placenta a subir por encima del estómago, pero que para esto hacían falta dos hombres robustos y que él era demasiado viejo para hacerlo. Tal vez mi marido y doña Rufina podrían lograrlo…” “Ensillaron un caballo, lo rodearon con un lazo y le hicieron dar vueltas hasta que estaba bañado en transpiración. Así la fuerza del caballo pasó al lazo, empapado en el sudor del caballo. El calor y el mareo que siente el caballo tiene influencia sobre la matriz, que debe trabajar como un caballo.”
“Tuve que arrodillarme sobre el piso de tierra y levantar los brazos. Rápidamente, me rodearon el pecho con el lazo y mi marido y doña Rufina empezaron a tirar con tanta fuerza de los dos cabos que sentí un dolor terrible. Pegué un grito y caí desmayada.”
“El mismo día expulsé la placenta, pero perdí mucha sangre y no tenía leche para la criatura. Desde entonces siento aquí» –señaló la pala pelviana derecha- algo redondo que se mueve de u otro por este costado del cuerpo. Parece algo vivo, como una criatura inocente que no encuentra la salida”. El doctor diagnosticó un riñón flotante y dejó de preguntarse por el origen de la estría roja que atravesaba el pecho pobre mujer.”
Seguramente ninguna lectora le está envidiando el método para tener su hijo…