La Fiesta del Deporte y sus invariables connotaciones

Según se recuerda, la primera vez que se dispuso otorgar un premio a los mejores deportistas locales, fue en el año 1972. Se trató del «Merito Deportivo». Se hizo acreedor a esa primera distinción el ciclista Miguel Angel Fredes, que en esa temporada, en las anteriores y en las subsiguientes acaparó victorias como para «hacer dulce».
Ese evento inicial, cambiado años despues por las rosas de Plata y la de Oro, se organizó en la sede del Club Atlético Independiente (altos de la Casa de España) y entregó la plaqueta mayor el por entonces Intendente Municipal Dionisio Guillermo Schoo Lastra. Conformaban la Comisión Municipal de Deportes, los profesores de Educación Física Alfredo Pérez Erviti, Eduardo Giangiobbe y Agustín Moro.
Desde entonces, se sucedieron esas designaciones anuales con su controvertida carga de emociones y opiniones. Principalmente en lo que respecta a las designaciones de las ternas, se dejó felices a unos y amargados a otros. En las primeras ediciones, esa comisión se encargaba de designar a los deportistas de mayor predicamento. Con el paso de los años, se dispuso que cada institución se hiciera cargo de esa muy dificil tarea hasta nuestros días.
Lo antes escrito, significa que si bien la Dirección Municipal de Deportes corre con la responsabilidad de organizar el acto central, son las comisiones directivas de las entidades participantes las que elijen a sus respectivos representantes. Es interesante aclarar nuevamente este punto debido a que hace años, como ayer y como sucederá en el futuro, siempre habrá felices y amargados en ese afán por integrar al menos una terna.
Con respecto a la organización del evento de anoche, la única nota discordante fue causada por la ausencia de algunos deportistas ternados que faltaron a la cita. Varios de ellos comunicaron sus ausencias; otros, no fueron ni enviaron representantes. También esta historia se ha reiterado año tras año hasta el hartazgo. Dolidos, insatisfechos a la hora de exponer por sobre todas las condiciones físicas y por ende deportivas las otras, que tienen que ver con la nobleza de espíritu. En suma, exponer con entereza aquello de «saber perder por sobre todas las cosas».
Lo cierto, positivo y sumamente reconfortable fue que ese tradicional evento mantiene su vigencia a través de los años y sus consabidas divergencias. Anualmente se distingue a quienes según criterio de sus dirigentes más cercanos, se han destacado por sobre el resto en base a sus condiciones naturales pero principalmente por sus contracciones a sus preparaciones (entrenamientos) y llevar, primero y principal, una vida sana y ordenada acorde a sus exigencias físicas.
Con respecto a los reconocimientos, solo caben aplausos para los organizadores que se dieron a la feliz tarea de recordar a quienes, por sus prolongadas trayectorias, son un ejemplo para las generaciones presentes y futuras de deportistas. Entre quienes recibieron esa muy merecida distinción, quien escribe destaca a Luis «Pelusa» Peralta, quien con sus muy jóvenes 70 años a cuestas aún sigue corriendo y participando en cuanta carrera se le presenta por delante. Un excelente espejo en quien mirarse…
AGB

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