Falleció en Tandil Pedro E. Fuentes: Emprendedor apasionado y referente de los libros 

“Nos conocimos con Pedro Fuentes cuando yo era todavía adolescente y él un inquieto jovencito que me llevaba seis años. Nos encontramos en El Eco, donde compartimos momentos en páginas deportivas y algunas otras. Siempre me llamó la atención su espíritu emprendedor, a veces con escasos límites. Pero ideaba cosas y le metía para adelante”, dicen en el inicio de esta nota el periodista Néstor Dipaola.

En un momento se le ocurrió crear un diario en Ayacucho, que fue bautizado como “La Calle”. Se imprimía en El Eco. Me convocó para integrar la redacción. Acepté, aunque le advertí que la tarea no iba a ser sencilla porque allí funcionaba un antiguo diario –“La Verdad”, que todavía existe- y que resultaría muy difícil imponer otro.

Demás está decir que el querido Pedro no aceptaba sugerencia alguna que tuviera algún rasgo que lindara con el pesimismo. Aquel emprendimiento no prosperó. Pero hoy, a casi medio siglo de distancia, valoro su determinación de “meterle y probar”, aunque todo se fuese al diablo en un momento.

Al poco tiempo se dedicó al rubro fotografía y hasta tuvo un local, en Rodríguez al 700, en el que vendía cámaras fotográficas y otros elementos. En su negocio compré el primer grabador que utilicé para mis trabajos periodísticos. Un Geloso de gran tamaño que funcionaba con dos caseteras con cintas de unos cuantos centímetros de diámetro. Pesadito e incómodo para trasladarlo. Pero era lo que había.

Todavía perduran en mi memoria un par de imágenes de aquel momento. En primer lugar, su gesto de realizarme un “descuento de amigo”. Pero, sobre todo, su rostro de felicidad que trasuntaba por esa venta, ocurrida en los primeros días de la apertura de su comercio. Que fue otra quijotada. Pero ya lo había sentenciado el gran Almafuerte: “No han de ser tus caídas tan violentas, ni tampoco, por ley, han de ser tantas”.

Y un día, Pedro pudo afianzarse. 45 años atrás, se volcó al rubro de los libros, al fundar, en 1976, Cidle Editora. Le aportó mucho a la ciudad, al editar algunas publicaciones. La más trascendente, los ocho tomos de “Historias del Tandil” de nuestro apreciado colega y maestro Daniel Eduardo Pérez. Pero, además, él, en su paso por El Eco, conoció a Hugo Nario y al inefable “Gordo” Reyes Dávila. Escritor y artista humorístico, respectivamente. Pero este último, de oficio vendedor también. Por entonces, principios de los setenta vendían colecciones de libros, en cómodas cuotas. Y les iba bien. Pedro Fuentes replicó esa modalidad a través de Cidle. Pero en versión “corregida y aumentada”, ya que, con apoyo de su familia, sobre todo de Susana, su esposa amada que partió antes que él, pudo organizar una empresa que llegó a tener un lote de vendedores callejeros.

Todavía ni noticias de Internet, por lo que las colecciones eran muy codiciadas sobre todo por los padres jóvenes que las devoraban para informarse ellos y para que sus hijos consultaran esas obras en sus trayectos escolares.

Cidle empezó a caminar cada vez mejor y Pedro se propuso ir por más, en su avidez de acercar el libro a la gente. Y fue el generador de numerosas exposiciones de libros en la ciudad y la región. Su participación más recordada fue en la Feria del Libro de Tandil. Compartimos allí gratos momentos de trabajo fecundo. Apasionado, discutidor, arrollador inclusive. Pero siempre querido y respetado porque fue noble y transparente en sus convicciones. No podía estar sin laburar, pero tampoco sin compartir. Siempre fue amiguero y compañero, que es casi lo mismo.

Descansa en paz, querido amigo. Y gracias por tu vida, por tu ejemplo de querer y saber compartir caminos.

POR NÉSTOR DIPAOLA

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