Adiós a un criollo de a caballo

Hace pocas horas ha partido hacia el infinito un hombre cuyo mayor orgullo, además de su familia, era su caballo, el emprendado y lucirse en los desfiles tradicionalistas.
Aún recuerdo hace unos años atrás cuando le robaron el emprendado y había desaparecido su caballo moro ¡justo antes del Desfile de la Fiesta del Ternero!. Cuánta amargura y dolor en sus palabras porque no podría lucir su estampa robusta y criollaza con sus amigos y colegas durante aquella Fiesta.
Se fue como tantos otros criollos de tradiciones que solemos ver en la Declaración del Estado de Yerra, con su vestimenta gaucha, erguidos los pechos, aguardando en la Explanada para marcar el Ternero y entrar así en Estado de Yerra. Cuando falta tan poco para que comience esta nueva edición de nuestra Fiesta…
Una amistad en lo personal que se forjó en aquellos años en que era transportista de carne y llevaba las medias reses-que en aquel tiempo cargaba su hijo Fabián- y que de a poco fue ofreciendo su consejo-de puro bonachón y amigo nomás-para que nosotros pudiéramos entender el negocio. Fueron años transformados en amistad y así, cada vez que nos encontrábamos salía el tema del «hombre a caballo». Esa pasión que pocos tal vez entiendan, tan genuina, tan de criollos de ley como se acostumbraba a llamarlos en el siglo pasado.
El tiempo va borrando huellas, entre ellas la de otro gran criollo como fue Don Otavio Supato, quien fue el abanderado de la Fiesta durante años, siguiendo a otros por tradición que hace cincuenta años atrás empezaron con las agrupaciones a acompañar los grandes desfiles tradicionalistas de Ayacucho.
En las últimas décadas se fueron sumando agrupaciones tradicionalistas a caballo y está bien que así sea por Ayacucho es Tradición, ya por el Martín Fierro, ya por Gato y Mancha o simplemente por la raza de jinetes y criollos que hemos parido como tierra ayacuchana.
Aníbal Veloz fue uno de ellos. Este último tiempo lo vimos conformar la Agrupación Gauchos de Ayacucho, quizás antes fueron otras de las que no recuerde, sin embargo el emblema gauchesco lo llevó siempre con mucho amor.
Quería y amaba montar a caballo, y desfilar, aún cuando la salud le jugase malas pasadas. En enero de 2017 participó en el Desfile que realizó la Junta Vecinal del Barrio El Tropezón, en reconocimiento a los Hombres de a Caballo, en adhesión a los 150 años de la Parroquia, acompañando a la Patrona de Ayacucho. Aníbal decía que esperaba que sus nietos siguieran su tradición de desfilar y montar a caballo en los desfiles, los consideraba sus sucesores. No hablaba de otros legados a sus descendientes, hablaba de tradición, de caballo, de aperos, riendas, recados…
Tal vez por esto en este momento en que las despedidas, cuando se trata de amigos duelen, este recuerdo de una de las facetas que tanto amaba: el hombre de a caballo sea lo que más le hubiera gustado. Hasta siempre gaucho….

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre