Un repudio para el asador

Escribe: Eduardo A. Volonté.-

Es casi un clásico de cualquier comilona basada en carnes asadas, que a los postres algún comensal solicite un aplauso para el asador. Sin importar si la carne estaba cruda o quemada, si era dura o escasa.

Y esa solicitud es siempre correspondida con un sostenido aplauso al que en algunos casos se lo acompaña con estentóreos vivas para el maestro asador y sus ayudantes, dependiendo esto a veces, del nivel de consumo alcohólico alcanzado.

Sin embargo, hoy vamos a recordar un asado que de ninguna manera merece el más mínimo aplauso.

Allá por 2013 el entonces ministro de Defensa Agustín Rossi anunció el hallazgo en un subsuelo del edificio Cóndor, sede central de la Fuerza Aérea, de dos cajas fuertes de tres metros por dos de alto ubicadas en un pasillo, conteniendo entre otros muchos documentos, seis carpetas con los originales de las actas secretas de la Junta Militar desde el 24 de marzo de 1976 hasta la última reunión realizada 15 días antes de la asunción del presidente Raúl Alfonsín.

Todos los temas que hacían a las decisiones de ese gobierno dictatorial fueron plasmados en esas actas, en ellas es posible seguir gran parte de los actos de gobierno de quienes representan la etapa más triste y negra de nuestra historia.

Por decisión del ministro Rossi esas Actas fueron recopiladas en seis tomos, habiendo incluso el propio ministro participado el 26 de febrero de 2015 en nuestra ciudad de un acto de entrega de esos volúmenes.

Allí es posible encontrar la génesis de muchos de los actos de gobierno de la peor dictadura cívico-militar que soportó Argentina. Pero también se puede encontrar en esas actas “cuestiones de estado” que ocupaban el tiempo de estos supuestos “salvadores de la Patria”, tan fundamentales como la que se puede observar en el tomo 3, en la página 197, la reproducción del Acta Nº 92, de la reunión celebrada el 11 de abril de 1979 en el Edificio Libertador General San Martín.

QUE CONSTE EN ACTAS

Con la clásica puntillosidad militar, el Acta registra que el primer punto tratado fue “1. Almuerzo Altos Mandos”, para desglosar luego el fixture a seguir:

“1.1 Se acordó realizar tres almuerzos anuales, uno en cada Fuerza Armada”
“1.2 El segundo se llevará a cabo en la Armada durante la segunda quincena de agosto”.
“1.3 El tercero en el mes de noviembre”.

La primera duda que surge: ¿y el primer almuerzo? ¿se lo comieron?

Lamentablemente el Acta Secreta no detalla tampoco cual sería la mecánica de la organización de cada almuerzo. Qué fuerza haría las compras, cuál prendería el fuego, si lavaría los platos la otra restante, los gastos se dividirían entre tres?

En fin, tal vez con los años aparezcan en algún sótano otras actas olvidadas que nos respondan a estos interrogantes.

De todos modos, con asadores como estos, cualquier demócrata se hace vegano…