La demanda social es cada vez mayor. Quizás el momento complicado que nos toca vivir sea la resultante de tantos años de impericia en la conducción de los destinos de nuestra patria.
Así pues, el gobierno nacional cada vez que clava la pala en busca de tierra firme, encuentra lodazales que parecen traídos de una película de ciencia ficción. No se ha podido manejar de peor manera en años la economía de este suelo, plagado de actos de corrupción.
Y parece ser algo de nunca acabar. Mientras se conocen unos, aparecen otros en una sucesión continua, que anuda la posibilidad de extenderse indefinidamente.
La nación está comprometida, la provincia en la que nos toca vivir desfazada y pobre; por ende los municipios sedientos de una comparticipación lógica que los deje gobernar y paliar las necesidades básicas para una vida plena, se ven atrapados recibiendo migajas, en un laberinto que no encuentra su salida.
Y así las cosas, ensayando editorales que parten arteramente de premisas falsas, para cierto sector de la prensa se ha convertido en un deporte nacional, haciendo caer soslayadamente la culpa al mandatario local de turno, que se ve obligado a hacer malabarismos para conducir un carro que lentamente va quedandose sin ruedas, sin tener absolutamente nada que ver.
El presente álgido por donde se lo observe, trae dudas, rispideces, enojos y momentos cargados de tensión. Pruebas al canto.
Entonces que hacer?. Pues bien, se impone, claro está, la necesidad de replantear la situación, tal cual se ha hecho, buscar un momentáneo equilibrio que deje transitar decorosamente este mal trago, del que nadie de los habitantes de nuestra ciudad es culpable.
Juguemos limpio, dejemos las observaciones capciosas, como también los comentarios malintencionados y enfoquemos la mirada en la búsqueda de los verdaderos culpables de estos tiempos difíciles. Así estaremos mucho más cerca de lograr la tan ansiada solución.

