Es importante, decisivo diría, una acción de conciencia, siempre, periodísticamente también sin mentir. Andar por la vida sembrando verdades para poder edificar sobre bases sólidas.
Podré decir algo falso y será rimbombante durante unos días hasta que se conozca la verdadera verdad, vaya la fiereza de lo dicho. Verdadera verdad, fonéticamente no apto, pero de realidades, será conveniente hablar.
Nunca diría que me hubiese gustado interactuar en algún lugar pero eso no era para mí, de acuerdo al dicho de un amigo si NUNCA HABLE con su jefe o director para intentar esa chance. Que hubiese ocurrido si lo intentaba?, no se sabe, pero nó decir tan parecida y tan distinta, incluyendo ese pensamiento de negación que nunca ocurrió. Si por ahí, distinta claro, pero no inaccesible. Para nadie. Pruebas al canto. Eso es mentir y ante esa lectura que sorprende, habrá que accionar y no dejar que corra como reguero de pólvora, para que tome atisbos de verdad. Porque es una flagrante mentira y marca la peligrosidad que supone estar detrás de un teclado de una máquina, soltando pensamientos, que alejan de la realidad.
Escribir por escribir quizás buscando estar arriba del escenario para trascender y compensar alguna debilidad que habita en uno. Quien va por la vida con el perfil bajo no necesita de acciones altisonantes para estar o trascender. Va tranquilo con lo que tiene. Muy por el contrario, quién busca notoriedad estará tratando de dejar la posición que supone relegada ante sus pares. Muchos lo llaman complejo de inferioridad, vaya uno a saber. Pero ocurre y para reforzar se mezcla con alguna situación falsa. Eso se ve y no hay que dejarlo crecer.
Dicho eso que tenía ganas de aclarar por alguna publicación con datos erróneos que se ventiló, quiero cambiar y decir ya que estoy acá, lugar que no habito muy de vez en cuando, que Ayacucho tiene instituciones valederas que trabajan de la mejor manera. Quien no lo sabe….Sería largo citarlas. No lo haré por temor a dejar alguna en el camino, pero me llenó de alegría el balance que obtuvo la Asociación Civil de la reciente y muy destacada realización, porque premia la labor de una comisión seria y responsable, que a pesar de las dificultades de la economía de este país, a la que no escapamos, concretó una fiesta impecable y ya como debe ser, piensa en lo que viene. Con la verdad como estandarte, reglas claras, sin necesidad de cambiar las cartas, como está tan de moda, en algunos sitios, en los que se debe soportar golpes arteros.
Cerrando, festejo el logro del barrio Santa Teresita porque vale la importancia de la casa propia, a la que todo ser humano aspira. Ver la emoción de los jóvenes al ser citados es altamente reconfortante.
Eso es propio de un gobierno que no permanece tirado en un sillón, en pausa o punto muerto y va más allá, buscándole la vuelta pese a la complejidad del momento.
Solo se trata de escribir realidades, sin dobles intenciones.
OMA