Escribe. Eduardo A. Volonté.-
Tal vez como una consecuencia o proyección de las altas temperaturas que el termómetro marca durante la presente etapa veraniega, estamos asistiendo los argentinos a una verdadera pirotecnia verbal desplegada por numerosos componentes de la más alta dirigencia política y social del país.
Así hemos pedido observar el empleo de una variada gama de afirmaciones, reproches, acusaciones, y calificaciones, que abarcan desde gruesos epítetos hasta mutuas acusaciones de actitudes no muy santas.
Si existiese un ranking para este tipo de disputas, el primer lugar les correspondería holgadamente a la Vicepresidente Victoria Villarruel y su disputa -redes sociales mediante- con Liliana Adela Bolukalo Lemoine, más conocida como Lilia Lemoine, maquilladora, cosplayer, influencer, y actual Diputada Nacional, quien tuviera la amabilidad de dispensar a la Vice frases como “Sobame la quena, reina”, “garrapata”, “sanguijuela”, «Domadora de bombillas», “Es una ‘chica decente’ que no se acostó con hombres casados que eran referentes de la derecha cuando era más joven. ¡No! Ella es una ‘señorita’ «, entra tantísimas otras.
No está de más recordar que ambas pertenecen al mismo espacio político que conduce Javier Milei, quien a su vez hace un tiempo ya rompió relaciones con su propia Vice. Ni Alberto Migré hubiese imaginado un culebrón con esta trama y personajes…
No pueden ignorarse tampoco las recientes palabras del propio Milei cuando en defensa de su adorado Elon Musk expresó: “no les tenemos miedo, sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta, en defensa de la libertad. Zurdos hijos de puta, tiemblen. La libertad avanza. Viva la libertad, carajo». Sin comentarios.
En esto de tirarse con munición pesada y carpetazos con olor a servicios de inteligencia, no se quedan atrás sus aliados del Pro, encabezados por Macri, Patricia Bullrich, Rodríguez Larreta y demás actores de reparto.
Cruzando el charco a la oposición, las relaciones tampoco son de las mejores. Basta con seguir las disputas al mejor estilo de los Pimpinela entre la ex Presidente y Vice Cristina Fernández con el actual gobernador Axel Kicillof o con su homónimo Alberto Fernández. También Juan Grabois aporta lo suyo en sus rounds verbales y hasta físicos con propios y extraños.
Los radicales por su lado también parecen por momentos dejarse llevar por ese entusiasmo denostador. Aunque debe reconocerse que suelen ser mucho más educados en su vocabulario y también que existe un claro trasfondo ideológico que separa a quienes miran con cariño el poder mileista y sus prebendas y aquellos que aún piensan que la UCR solo tiene sentido si mantiene firmes sus principios históricos.
DEBATIR IDEAS
Será el 2025 un año eminentemente electoral; octubre ( y de mantenerse las Paso, agosto también) ha de ser un mes clave no solo para las aspiraciones políticas de los distintos sectores partidarios, sino también para el sistema mismo.
Por ello, es responsabilidad de la dirigencia política y social, en su condición de tal, el hacer los esfuerzos que sean necesarios para que el clima preelectoral que comenzamos a vivir, transite por los carriles adecuados; admitiéndose el disenso como algo lógico y saludable, debatiéndose con altura propuestas y programas en lugar de intercambiar reproches o acusaciones de carácter personal.
Debe llegarse al ciudadano común con alternativas y argumentos basados en la realidad, sin planteos voluntaristas o demagógicos; llevando cada uno su verdad, pero sabiendo que quizás parte de la misma pueda también hallarse en la opinión del adversario.
Todos los actores políticos tienen que asumir esta responsabilidad. Pero en primer lugar y por sobre todos, quienes ocupan las más altas investiduras del país.
La realidad diaria ofrece también toda una variedad de aspectos coyunturales y de fondo sobre los cuales centrar el debate y elaborar las propuestas que cada uno considere más convenientes. Es decir, existen grandes temas y ejes sobre los cuales enfocar el debate, cuestiones que esperan aún la discusión elevada y abierta; éste es el momento de confrontar ideas al respecto.
El argentino anónimo y sufriente que a diario le pone el hombro a esta pesada tarea de salir adelante, aguarda esperanzado que sus dirigentes asuman esta responsabilidad.
Defraudarlo, sería no solo perder el favor de su voto, sino lo que es mucho más grave aún, herir su confianza en las bondades y la madurez de este sistema democrático que es responsabilidad de todos custodiar.-