El “Día del Panadero” en Argentina es, en rigor, el Día Nacional del Obrero Panadero. El nombre de la fecha hace referencia a que fue un 4 de agosto de 1887, cuando se creó el primer Sindicato de Obreros Panaderos. Llamado en su momento Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, la creación de este primer sindicato de obreros panaderos fue obra del famoso anarquista Enrique Malatesta. En su corta estadía en Argentina, entre 1885 y 1889, este activista político dejará una fuerte impronta en lo que fueron los orígenes de la organización del movimiento obrero en ese país. El 4 de agosto fue reconocido oficialmente como “Día Nacional del Panadero” por el Congreso Nacional Argentino en 1957. Desde entonces, la conmemoración de esta fecha es un clásico en la sociedad argentina y los círculos ligados a la producción del pan y otras delicias.
LA PRIMERA PANADERÍA EN AYACUCHO
En el año 1867, el catalán Esteban Aimat, levantó una modesta vivienda en cuyo interior comenzó a fabricar las primeras hogazas de pan en un horno muy rudimentario. Preparaba la masa “en patas” según se estilaba en esa época. Esa panadería estuvo ubicada en el pueblo de Arenales (por pocos metros), esquina sur de las actuales calles Bartolomé Mitre y Francisco Poderoso. El terreno le había sido concedido gratuitamente a Aimat, por la primera Corporación Municipal presidida por el Coronel José María Muñoz, bajo la secretaría de Valentín Sinclair. El 3 de abril de 1868 se unificaron oficialmente los pueblos de Arenales y Ayacucho. Fue precisamente en ese año que Esteban Aimat, se alejó de estas tierras hacia Dolores, pueblo de donde había venido. Al poco tiempo adquiere la propiedad Pedro Mollard, otro francés que había arribado a Dolores en 1868, en compañía de su hermano Juan. Ambos eran naturales de Chambery, en la Saboya. Después de derribar la primitiva construcción, levantaron una vivienda y negocio compuesta de tres habitaciones, una cocina, dos baños, el local para la panadería y el taller o cuadra donde se elaboraban los productos. También un horno de concepciones modernas para la época, construido de ladrillos. A partir del año 1869 abrió sus puertas la panadería “El Sol”, que abandonó la popular denominación de “panadería del bajo”. Abarcaba veinticinco metros sobre la calle Francisco Poderoso, donde se ubicó la entrada y salida de carruajes, más otros quince metros sobre la calle Bartolomé Mitre, donde en el año 1875 el platense Juan Lahite, construyó el primero de los tres puentes sobre el arroyo “Tandileofú”. No obstante esta mejora edilicia, todavía continuaba fabricándose el pan y otros derivados en un enorme recipiente donde se volcaba la harina, se le agregaba el agua del aljibe (o del arroyo que pasaba a escasos metros), y después de engrasarse sus pies, los empleados se abocaban a la extenuante tarea de “pisotear” la masa hasta dejarla lista para los respectivos cortes. Los carros de la panadería “El Sol” distribuían los productos por el pueblo, en las quintas y chacras. En el año 1903, Pedro Mollard, dejó el negocio a cargo de su hija Clotilde, casada con Benjamín Castillo.
DE PANADERÍA A ALMACEN Y BAR
El 3 de diciembre de 1918, la panadería dejó de funcionar como tal y en sus instalaciones abrió sus puertas un almacén y despacho de bebidas atendido por Valentín Castillo. Varios inquilinos se sucedieron al frente del comercio, tales como “el catalán” Antonio Barcel y Pedro Zárate. El 29 de diciembre de 1947, Clotilde Aurora Mollard Castillo, vendió la propiedad a Alfredo Cedarri. De esta manera continuaba brillando “EL SOL” en la parte superior de la enorme puerta de entrada, con rayos enormes y brillantes pintados por Abel Argentino Olmos (Tito del Solar), quien también decoró con sus murales el interior del bar. Con la nueva conducción, el bar permitió la integración de nuevos clientes. Debido al ímpetu organizador de Alfredo Cedarri, se fundó en ese lugar la primera Asociación de Empleados Rurales. También se efectuaron concursos o certámenes de ribetes jocosos entre los perseverantes parroquianos, como la elección de “Miss Feo”, título que recayó en Gerardo Iribarne (más conocido por “Tuco” Abaca). En otra ocasión, Esteban Gladel (alias Mono) fue elegido como “Miss Invierno”. El último en explotar el bar “El Sol” fue Pedro Gurbindo, quien lo cerró definitivamente en la década de 1980. Al poco tiempo también cayó el vetusto y bastante deteriorado edificio. En su lugar y sobre los muy añosos cimientos de la primera panadería que tuvo nuestro pueblo recién formado, se construyó una moderna y confortable vivienda.
“LA FUNDADORA” DESDE 1872
La otra panadería que le sigue en orden de antigüedad y considerada la más vieja que aún funciona, está ubicada en la esquina este de las calles Leandro Alem y Aristóbulo del Valle. Fue habilitada en el año 1872 por otro ciudadano francés, Próspero Mousón, como “fábrica de galletas” y denominada “La Fundadora”. Inicialmente el edificio contó con tres habitaciones, una cocina, cuatro baños, el local para la venta de los productos, dos dependencias donde trabajaban los empleados y dos depósitos al fondo. Diecinueve metros sobre Aristóbulo del Valle y cuarenta y dos sobre Leandro Alem. Esta panadería llegó a ser la principal y por ende preferidas por la población a finales del siglo diecinueve. Los hermanos Sebastián y Feliciano Rodríguez, se instalaron en ese local a mediados de la década de 1910 bajo el rubro “Panificación Mecánica y Confitería”, obteniendo el 18 de julio de 1917 y en Milán, Italia, la Medalla de Oro, Diploma y Cruz al Mérito por los productos presentados en la Exposición Internacional. El 24 de diciembre de 1916 el edificio fue heredado por Francisca Lizazo de Mousón y Leonardo Próspero Mousón Álvarez. Hay varias fechas y otros tantos herederos en la cadena sucesoria, razón por la que me traslado directamente al 30 de diciembre de 1941, cuando la propiedad fue adquirida por José Giner. En 1944, “La Fundadora” era explotada por Pedro Ormazábal. Su joven hija Nelly (Totó) se quitó la vida en ese lugar el 29 de junio de 1944. En los últimos años “La Fundadora” fue explotada por Carlos Oillataguerre y su esposa Manuela Anís, posteriormente Juan Cognini, y actualmente…
LAS PANADERÍAS DE PEDRO BADIE
En el año 1916, Pedro Badie, que residía en la casona construida en 1905 por Juan Gil, ubicada en el actual Complejo Recreativo y Deportivo Comunal del Club Independiente, explotaba en ese lugar una panadería cuyas especialidades eran la fabricación de harina y sémola premiadas en la Exposición Internacional del año 1910. A su vez contaba con anexos de panadería, facturería y elaboración de galleta especial para campo. Este comercio tenía dos sucursales en el pueblo: calle Gral. José de San Martín 565 y en la avenida Cristóbal Colón 302 (actual avenida Dr. Pedro Solanet), ambos números de la vieja numeración.
EPIGRAFES:
Esquina sur de las calles Bartolomé Mitre y Francisco Poderoso, donde funcionó la panadería “El Sol”.
Panadería “La Fundadora”, ubicada en la esquina este de las calles Leandro Alem y Aristóbulo del Valle.