QUE ASÍ SEA…

Según consta en el primer libro de actas, el Club Deportivo y Cultural Ferroviario fue fundado el 2 de marzo de 1932, debido a la iniciativa de varios convecinos que pertenecieron a la otrora colonia del Ferrocarril del Sud y posteriormente del Ferrocarril Gral. Roca. Su primer presidente fue el señor Domingo D’Eboli. Entre sus muchos logros sociales, culturales y deportivos, en este último espacio se destacan los títulos de campeones del torneo oficial de la Liga Ayacuchense de Fútbol en los años 1944, 1950 y 2000. En suma, se trata de una entidad que puede ostentar con legítimo orgullo una muy enriquecedora tradición cultural, social y deportiva. Entre los numerosos convecinos que ejercieron la presidencia de sus respectivas comisiones directivas, cabe destacar a Bartolomé Lusardi, contador Alberto David, Dr. Oscar Ignacio Albano, Antonio Aprea y Doverli Corán, entre otros.
En los últimos días tomó estado público una situación de características jurídicas planteada entre la comisión directiva y quien (o quienes) se encuentran a cargo de la utilización de la sede ubicada en la esquina sur de la avenida Dr. Pedro Solanet y calle Domingo Faustino Sarmiento. Gran parte de la comunidad a través de lo vertido por los medios colegas de comunicación, se hicieron eco de diversas declaraciones cruzadas entre dirigentes y locatarios debido a posible contratos incumplidos y otras cuestiones por el estilo que según se sabe, se encuentran en manos de la justicia competente.
En ese “tira y afloje”, quien realmente ha pagado los platos rotos es la estructura edilicia de la entidad, que se encuentra sumamente deteriorada por una posible falta de mantenimiento. De tal manera, hay sectores que ofrecen un deplorable estado de abandono.
En ese contexto, cabe lamentar una situación que sin lugar a dudas perjudica el desenvolvimiento de una institución que conoció épocas muy buenas, excelentes en todo sentido, producto del trabajo, dedicación, empeño y responsabilidad de innumerables dirigentes que ubicaron al Club Deportivo y Cultural Ferroviario en un sitial de connotaciones excelentes dentro del contexto comunitario en líneas generales.
Hacemos votos para que la situación se normalice de manera tal que la actual dirigencia, y las sucesivas, puedan encauzar a la entidad por los adecuados carriles administrativos y de ahí en más, sumarse a la marcha de los restantes clubes que son impulsados por similares fines e ideales. La historia “albiverde” así lo exige a través de sus fundadores y de quienes posteriormente tomaron la posta. Que así sea…

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