PERIODISMO DE GUERRA

Especial para LA VERDAD, por el Corresponsal de Guerra ARA-ANAT Oscar Héctor Filippi. La aparición en la guerra de Crimea (1854) del primer corresponsal civil, desarmado y contratado por un medio genera un punto de inflexión no sólo en la historia del reporterismo de guerra, sino también en el diseño e implementación de la estrategia militar. Hasta ese momento eran los propios militares quienes elaboraban el relato de lo ocurrido en el campo de batalla, pero en Crimea emerge una nueva figura encargada de mediar entre el frente y la opinión pública: el periodista, William Howard Russell inauguraba una nueva era periodística y asistía al nacimiento de la censura militar como reacción a sus crónicas. A partir de ese momento ejércitos y gobiernos de todo el mundo han diseñado sistemas para gestionar la presencia de periodistas en las operaciones en el exterior y “el corresponsal de guerra – en líneas generales – ha pasado a ser un engranaje más de la gran maquinaria bélica”

Históricamente los militares han controlado todos los elementos que intervenían en las contiendas, incluido el relato de las mismas. Los despachos de guerra tienen su origen en los militares que narraban lo ocurrido en el campo de batalla una vez terminada su participación. Algunos de los nombres que destacaron en esta labor fueron Jenofonte, Julio César o Tucídides. Pero a finales del siglo XVIII la prensa adquiría una creciente importancia; en la guerra de la Independencia en Estados Unidos no hubo periodistas, pero comenzaba la preocupación por la visión que ofrecían los medios, incluidas las primeras acusaciones a la prensa de “minar” el trabajo. Quienes enviaban sus informaciones seguían siendo militares, hasta 1854, cuando el diario The Times decide enviar a William Howard Russell a la guerra de Crimea. Por primera vez un civil, desarmado y vinculado a un medio daba cuenta de lo que ocurría en el frente de los militares.

CORRESPONSALES DE GUERRA: CUANDO EL PERIODISMO CRUZA TODOS LOS LÍMITES

Los conflictos bélicos llaman espectacularmente la atención, posiblemente porque son hechos que nunca fueron experimentados en carne propia y producen intriga saber cómo se observa desde adentro. Las imágenes mostrando ciudades destruidas, videos detallando bombardeos, soldados marchando bajo la inclemencia del frío, o incluso personas que pierden su vida por diversos motivos, son situaciones que tocan nuestros sentidos a través de los diarios, medios digitales o redes sociales. El periodismo de guerra trata de cubrir historias desde conflictos bélicos cuya cobertura está a cargo de “corresponsales de guerra”.

LA HISTORIA

Desde la Antigüedad clásica, la guerra ha sido contada y representada de mil modos. La Anábasis de Jenofonte es un espléndido reportaje de guerra. Cuando Julio César escribía la “Guerra de las Galias” la hacía llegar por entregas a Roma para que sus agentes multiplicasen las copias y así se acrecentase su prestigio en la Urbe. A lo largo de la historia del periodismo podemos asistir a una íntima relación entre guerra y medios. Estos no son solo instrumentos de propaganda en el más amplio sentido del término, sino que también se ven beneficiados por ello. Por ejemplo, los periódicos neoyorquinos multiplicaron sus tiradas y se consolidaron durante la Guerra de Secesión estadounidense. La CNN se convirtió en lo que es hoy gracias a la Guerra del Golfo. Durante la Guerra Hispanoamericana de 1898, William Randolph Hearst, magnate de la comunicación estadounidense, ordenó a uno de sus corresponsales en La Habana que permaneciera allí, y él mismo le mandaría una guerra que cubrir. También podemos observar multitud de páginas web que se dedican exclusivamente a mostrar vídeos de guerra y documentales que nos ayudan a comprender la historia de una manera más rápida. Solo relata hechos de batalla, sean en tierra, navales o aéreas, sin emitir análisis de la situación general o la evolución del conflicto.

LO QUE DEBEN AFRONTAR PARA TRANSMITIR LOS HECHOS

Está claro que contar estos episodios nunca fue algo fácil ya que la mente y el cuerpo sufren las 24 horas del día sin parar. Si bien los profesionales que están trabajando durante las contiendas tienen condiciones de civiles, esto no se suele respetar y varios de ellos sufren lesiones e incluso muchas veces la muerte. Las heridas psicológicas suelen aparecer cuando la tranquilidad en sus hogares se hace presente: despertarse a los gritos, soñar varias veces con el mismo acto, retomar su rutina luego de lo vivido, y demás situaciones que se vuelven traumáticas y más complejas con el paso de los días. El miedo es fundamental y, según ellos, algo favorable que tienen los informadores ya que coincidieron en que les marca límites. Todos tienen temores, y es lógico, observan morir a diario a ciento de personas y mucho de ellos siendo inocentes. Aun así, lo más complejo es poder transmitirle a toda la audiencia lo que se vive, por lo que se pasa, y lo que sucede, manteniendo una ética periodística mientras acontecen hora tras hora momentos tenebrosos que pueden dejarlos sin vida. Pero ellos lo arriesgan todo para informar lo que pasa y manifestando la verdad sobre lo que sucede en diferentes continentes del mundo.

LAS IMÁGENES MÁS IMPACTANTES TOMADAS EN BATALLAS

Desde el siglo XIX las imágenes explican, en algunos casos, mucho mejor las guerras y no es necesario utilizar una descripción o palabras que las acompañen. El fotoperiodismo fue el encargado de capturar el momento justo para que estas fotos recorran el mundo y expongan lo que se estaba viviendo en aquel momento. Demasiados son los que arriesgaron su vida para tener la toma perfecta que provoque diversas sensaciones en todas las personas del planeta, siendo así que algunas por lo que generaron quedaron marcadas a lo largo de la historia por su enorme impacto. Una recordada fotografía es la llamada “Alzando una bandera sobre el Reichstag” siendo capturado el acto por Yevgueni Jaldéi en la batalla de Berlín casi finalizada la Segunda Guerra Mundial el 2 de mayo de 1945. Allí se muestra a un soldado haciendo flamear la insignia de la Unión Soviética en uno de los edificios más emblemáticos de la capital en aquel entonces y dejando por detrás un fondo transcendental: la ciudad en ruinas. Fue utilizada en distintos países para mostrar el fin de la Alemania Nazi. Otra que tiene un nombre bastante similar tiene la denominación “Alzando la bandera en Iwo Jima”, pero en este caso fueron soldados norteamericanos los que fueron protagonistas el 23 de febrero de 1945 en la isla de Iwo Jima, Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. Su autor Joe Rosenthal obtuvo el Premio Pulitzer y está entre las imágenes de guerra más importantes de la historia. Además, de los seis hombres que aparecen en escena, tres de ellos cayeron en combate.

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DE VIETNAM

El gran cambio en la forma de contar los conflictos se produjo como consecuencia de la Guerra de Vietnam (1958-1975). Hay que tener en cuenta que desde finales de los sesenta hasta 1972 el promedio de bajas era de 100 muertos por día. En este conflicto el Gobierno de los Estados Unidos dio permiso a un gran número de prensa libre para acceder al campo de batalla. La televisión, hasta entonces ausente, permitió que las historias contadas en la prensa o la correspondencia resultaran creíbles. Se veían imágenes a cuenta gotas, pero creíbles (de 1965 a 1975 las grandes cadenas de TV de USA solo dedicaron el 3% de su tiempo a la guerra). Por vez primera, se permitió la presencia de corresponsales integrados dentro de las unidades para realizar su trabajo. Sin embargo, estos periodistas no tenían que someterse a ningún tipo de normas que pudiesen restringir su actividad profesional. Así, en muchas ocasiones, no solo fueron trasladados con medios militares a los lugares donde deseaban trabajar, sino que tuvieron que ser protegidos de manera directa para que pudiesen alcanzar sus objetivos informativos. Uno de esos primeros fotógrafos o fotoperiodistas, fue Edward Thomas Adams (fallecido en 2004). Su fotografía más famosa es la que muestra la ejecución de un guerrillero del Viet Cong por parte del jefe de policía de Saigón, tomada en 1968, justo en el instante en que le dispara a quemarropa. Trabajó para la agencia AP (Associated Press), ganador del premio Pulitzer en 1969. Su vida quedó marcada para siempre el 8 de junio de 1972, cuando con apenas 21 años de edad, capturó una de las fotografías más icónicas de la historia: «The Napalm Girl». Ahora, tras 51 años ejerciendo como fotoperiodista para The Associated Press, el mítico fotógrafo ha anunciado oficialmente su retirada. Nacido en Long An, Vietnam, en 1951, Nick Ut empezó a colaborar con The Associated Press con tan sólo 16 años, justo después de que su hermano mayor -también fotógrafo de la AP- fuera asesinado durante el ecuador de la guerra que asoló el país entre 1955 y 1975. En 1975, tras la ocupación de Saigón por parte del Viet Minh, los espectadores estadounidenses presenciaron desde sus casas la evacuación de su Embajada. Estaban viendo el horror de la guerra, el dolor humano. Pero también la incapacidad de su país para ganar la guerra. Por otro lado, algunos periodistas mostraron también el abandono de algunos militares a la droga y la corrupción, así como los crímenes contra la humanidad del propio ejército estadounidense (que se suponía que lideraba al mundo libre en la lucha contra el comunismo). Probablemente las imágenes que mejor reflejan esto sean la fotografía de la niña desnuda huyendo de los bombardeos de napalm y el vídeo del oficial survietnamita (pro estadounidense) ejecutando de un tiro en la cabeza a un combatiente del Norte. Esto hizo reflexionar al país y a sus líderes de pensamiento (think – tanks). Se elaboraron los primeros estudios sobre cuál era el número de muertos que podía soportar la opinión pública. Las potencias occidentales reflexionaron y llegaron a la conclusión de que los partes oficiales de guerra no pueden contradecir el espectáculo televisivo. Surge por tanto el llamado “frente mediático” de la guerra. Así, si un gobierno quiere continuar con una guerra, debe asegurarse que sus ciudadanos perciban ésta como justa. Es ahí donde encaja la importancia creciente de los medios de comunicación.

LA GUERRA DE MALVINAS Y EL SISTEMA DE LOS POOL

El primer conflicto en el que se puso a prueba las conclusiones sacadas a partir de Vietnam, fue la Guerra de las Malvinas (1982). Tras la recuperación de las islas por parte de las Fuerzas Armadas Argentinas, la Royal Navy envió a este perdido enclave a lo mejor de su flota. Además, dispuso un sistema de control de los periodistas. El ministerio de Defensa británico escogió a diecisiete periodistas, que serían transportados, alojados y atendidos en barcos militares. Además de confraternizar (y por tanto simpatizar) con los militares como consecuencia de la convivencia, los periodistas necesitaban de los medios tecnológicos de los navíos para enviar sus informaciones. Los periodistas aceptaron someter todas sus informaciones (que además eran escasas al estar embarcados lejos del frente y sus únicas fuentes eran los propios militares) a la censura militar. De esta manera se dio una imagen irreal de lo que fue la guerra de las Malvinas. Se ocultaron grandes derrotas y errores del almirantazgo británico, que, con el tiempo salieron a la luz tras la caída de la dictadura argentina. Este mecanismo recibiría posteriormente el nombre del “Modelo Malvinas” o se conocería, simplemente, como “pool”.

El único Corresponsal de Guerra argentino que cubrió el Conflicto Malvinas, desde el mismo frente de batalla, fue el periodista Nicolás Kasanzew, quien compartió el trabajo con dos camarógrafos de la TV pública. En el conflicto armado que protagonizaron Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas hubo una imagen demasiado llamativa. Un grupo de soldados argentinos se encontraban leyendo diarios del momento en el que uno de ellos sostiene que si los europeos atacaban no tenían chances de poder ganar. Con el paso de los años fue más importancia la que obtuvo porque logró describir lo que se decía en el país sudamericano en aquella época, demostrando que se “equivocaron” por los resultados que se obtuvieron en aquella contienda que duró dos meses.

GUERRA IRÁN-IRAK

Durante la Guerra Irán-Iraq (1980-1988) el Pentágono puso en marcha por primera vez el modelo de lo hecho por los británicos en las Malvinas. Grupos de periodistas se organizaron para acompañar a las naves de guerra estadounidenses que patrullaban en aguas del Golfo Pérsico. Las reglas a las que debían someterse eran muy rígidas y fueron el antecedente de similares experiencias en Granada, Panamá y en la Guerra del Golfo de 1991. Entre ellas se puede destacar el carácter no competitivo de esta “asociación” de periodistas, en la que todo el material obtenido debía ser compartido y su obligación de someterse a las normas militares en todo momento, además de no poder transmitir ningún tipo de información fuera de los canales militares previamente establecidos. A partir de la invasión de Granada, los EE. UU. establecieron un pool permanente: el “National Media Pool”. Durante los días de la invasión de la pequeña isla del Caribe no hubo ni un solo periodista. El Pentágono prohibió su presencia con la excusa de que era peligroso. Esto causó el primer gran proceso de las “networks” estadounidenses (CBS y ABC) contra el Pentágono por incumplir la primera enmienda (el derecho a la información). Desde 1975 hasta la actualidad resulta difícil encontrar una guerra en la que los periodistas hayan podido informar con libertad.

LA MUJER NARRANDO HISTORIAS DE CONFLICTOS

Posiblemente sufran el doble que los hombres cuando son a ellas a las que les toca narrar los acontecimientos bélicos. Sufriendo violaciones reiteradas en varios de los casos, no pudiendo hacer determinadas cosas por la cultura en la que se encuentran, padeciendo discriminaciones, siendo maltratadas y tantas otras cosas más que agrandan el dolor por el que tienen que transcurrir. De igual manera, el género femenino también a lo largo de la historia fue protagonista desde el ámbito periodístico para contar lo que pasa.

Varias quedaron en la historia por sus enormes trabajos, no únicamente con un micrófono en mano, sino que también con cámaras fotográficas que muestran en muchos casos la realidad de una manera magnífica. En un lugar en el que se lucha por sobrevivir, ellas también se destacaron dejando de lado aquella frase que sostiene que la guerra es sólo cosa de hombres. Se movieron bien en el rubro, siendo inteligentes, cuidadosas, valientes y luchadoras, logrando comunicar injusticias y atravesar momentos muy duros en un mundo lleno de corrupción y violencia. Muchas estuvieron involucradas en las confrontaciones más importantes de la humanidad: Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, Guerra de Afganistán, Guerra de Vietnam, Guerra de Camboya, Guerra del Golfo y cientos de enfrentamientos más que tuvieron a mujeres como protagonistas en una parte de la historia importante para la información de las personas.

PERIODISMO DE GUERRA EN EL SIGLO XXI

El siglo XXI ha sido una época marcada por el boom de las imágenes de guerra en los medios. Durante los atentados del 11 de septiembre, la cadena CNN mantuvo “una programación especial sin precedentes de 141 horas de emisión ininterrumpida, casi seis días, sin publicidad ni programas habituales en la programación del canal”. Tras esto, comenzaron a difundirse videos de Osama Bin Laden en los medios. A pesar de que la Consejera de Seguridad Nacional de los EE.UU., Condoleezza Rice, dictó una orden de supresión sobre los medios estadounidenses para que no se presentaran imágenes del terrorista sin permiso previo de la Administración, continuaron apareciendo en los informativos.​ La creciente proliferación de imágenes violentas en los medios parece responder a que la violencia vende. Como afirma el psiquiatra Luis Rojas Marcos, “desde los principios de la civilización en casi todas las culturas, el hombre ha sentido fascinación por los relatos y escenas de violencia”.

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