Payadores

Escribe: Eduardo A. Volonté.-

Desde siempre el ser humano ha sentido la necesidad de expresar sus estados de ánimo y también sus ideas mediante una composición poética acompañada con música.

La improvisación como arte se remonta al fondo de la historia. Desde los pastores griegos, los trovadores medievales, los aborígenes americanos, o los cantores coloniales al payador de nuestros días, ha transcurrido un largo camino.

Con un auge especial entre 1880 y 1910, los payadores -esos formidables transmisores de cultura, como los definiera Félix Luna- siguen a pesar del paso del tiempo cautivando con su arte a gran parte de la población.

Sigue siendo asombroso que aún en medio de una constante revolución tecnológica que atiborra los escenarios de sofisticados equipos, una persona solamente acompañada con su guitarra pueda cautivar a un auditorio a partir de su capacidad de hacer tres cosas a la vez: Tocar la guitarra, componer un verso rimado, y cantarlo.

Repetimos, todo eso en simultáneo y en cuestión de segundos. Y en algunos casos, hacerlo respondiendo a su rival.

Mañana 23 de julio, merecidamente, los payadores celebran su día. Desde 1992, la Ley 24.120 estableció esa fecha para rendirles homenaje en todo el territorio nacional.

Dos años antes, el 11 de julio de 1990, la Ordenanza 2233/90 instituyó en Ayacucho el 23 de julio como Día del Payador.

Más acá en el tiempo, el arte de la payada fue declarado Patrimonio Cultural del Mercosur en la 38º reunión de Ministros de Cultura, celebrada el 18 de junio de 2015 en Brasilia, convirtiéndose en el primer bien cultural inmaterial de la región.

La elección del 23 de julio tiene un por qué: ese día de 1884 se celebró una payada entre Gabino Ezeiza y Juan de Nava en la Cancha de Pelota de la calle San José, en Montevideo, que según los entendidos es la primera payada profesional documentada.

PAYADAS INOLVIDABLES

Sin duda fue Gabino Ezeiza el más destacado de los payadores argentinos e incluso de renombre en la vecina República O. del Uruguay.

Juan y Arturo de Nava; Nemesio Trejo, con quien sostuviera varias payadas a partir de 1880; Félix Hidalgo; Luis García; Maximiliano Santillán, son solo algunos pocos nombres de payadores de fuste, de ambas márgenes del Plata con los que Gabino midiera fuerzas en payadas que perduran en el recuerdo, y editadas algunas de ellas en folletos de amplia difusión en su momento.

Tal vez una de las payadas más memorables de Gabino lo fue aquella del 13 y 14 de octubre de 1894 en el teatro Florida de Pergamino con Pablo J. Vázquez, que durara dos noches y en la que por supuesto triunfara, y en la que se abordaran temas tan variados como el descubrimiento de América, la sociedad, el porvenir de la Patria, el hogar, y la opinión pública.

De la repercusión pública de esa payada da una prueba el hecho que el diario La Prensa destacara para cubrirla como enviado especial nada menos que a Joaquín V. González.

O aquella otra sostenida a fines del siglo XIX en Rauch con Santillán, y que el historiador rauchense Pedro H. Petreigne rescatara con amplitud de detalles.

EL LOGARITMO

Y podría seguirse recordando payadas memorables que lo tuvieran como animador principal…

Pero como un ejemplo elocuente de la capacidad de Gabino, traigamos aquella anécdota rescatada por Elías Cárpena que relatara a poco de morir Gabino en la revista Fray Mocho el dibujante José María Cao, ocurrida en Tras Arroyos veinte años antes.

Estando presenciando una actuación del payador, éste le expresó su extrañeza por no haber recibido de su parte ningún pedido; Cao entonces le solicitó “Cante Ud. a los logaritmos”.

Según Cárpena, enterado Gabino del tema, hizo abandono del lugar con promesas de retornar en seguida. Fue enfrente de donde actuaba para ver un matemático que se encontraba de veraneo y lo consultó.

Pasado el cuarto de hora el payador hizo su aparición para improvisar lo siguiente:

“Señores voy a cantarles/ la ciencia del logaritmo,/ si acierto cantar al ritmo/ de mi modesto payar./ Pongamos, para empezar, dos progresiones enfrente,/ por diferencia y cociente/ correspondiendo entre sí,/ y ¡ahijuna! Saldrá de aquí/ un sistema sorprendente./ Analogías tendréis, / según Juan Neper dedujo,/ explicándonos con lujo/ lo que ahora observareis: si digo cero, uno, dos/ tres, cuatro, cinco, seis/ esta progresión vereís/ como concuerda con los/ términos de otra, uno, dos,/ cuatro, ocho y dieciséis”.

Gabino falleció el 12 de octubre de 1916, justo el día en que asumía su querido Hipólito Yrigoyen la presidencia de la Nación.

POR ACÁ

Pero el arte payadoril siguió su marcha y aún hoy se lo cultiva con esmero.

Encabezados por Carlos Sferra, nuestro Ayacucho puede exhibir con orgullo una larga lista de excelentes payadores, entre ellos Rodolfo Lemble, Mario Almirón, Rubén Moureu, Alberto Sosa, Enrique Taborda, Odila Pagano, Omar Italiano, Iñaqui Sanz por citar algunos y olvidando injustamente a otros.

A pesar del paso del tiempo, el arte de la payada sigue gozando de buena salud y de excelentes cultores.-