Parroquia Nuestra Señora de la Purificación, Evangelio del Domingo

25 de Diciembre de 2018 – Navidad del Señor
Evangelio según San Lucas – Lc. 2, 1 – 14.
Apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primr censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David; salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque donde se alojaban no había lugar para ellos. En esa región, acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y junto con el ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».

La Palabra de Dios
«La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros», declara el prólogo del evangelio según San Juan. ¿Qué es la Palabra?. Del evangelio se desprende que es aquella fuerza creadora que da vida a todo. Pero, incluso, es más que eso, porque Juan agrega que la Palabra estuvo con Dios desde siempre y vino al mundo encarnándose en la historia, sin embargo fue rechazada por los suyos, porque prefirieron las obras de las tinieblas a las de la luz. Es cierto que el Niño Dios es luz, pero todavía son muchos los que no creen que la Palabra encarnada sea ahora y para siempre el punto de encuentro entre Dios y la humanidad.
Los que creían en la llegada del Mesías, esperaban a un rey poderoso, pero les nació un Niño Dios pobre. Los que frecuentaban el Templo estaban expectantes por la entronización del nuevo David, y el Niño Dios llegó a una casa desconocida y sin lujos. El ruido de trompetas y el humo del incienso anunciarían al Mesías, pero unos sencillos pastores tuvieron el privilegio de rendirle los primeros honores. Es el mundo del revés, o ¿un Dios al revés?. La venida del Niño Dios nos lleva a cambiar nuestro corazón para verlo con ojos nuevos.
Nuestra sociedad camina en medio de hombres que no buscan ni a Dios ni las cosas de arriba, sino solo las de la tierra. La Navidad, ciertamente, incomoda a muchos de nuestros contemporáneos. El Dios hecho hombre molesta por identificarse con los pobres, como si denunciara la miseria que existe en muchos, junto a la opulencia de algunos. Esto resulta perturbador para el materialista que niega la trascendencia, y es un estorbo para quien vive creyéndose el ombligo del mundo.
A quienes todavía la Navidad nos hace nacer la ilusión, no permitamos que nos roben la esperanza. La Navidad es un mensaje del amor de Dios al mundo, que apela a ser correspondido. Jesús es la Navidad y la Navidad es Jesús.-

P. Fredy Peña T, ssp
Periódico Religioso
«El Domingo»

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