Para reflexionar

Escribe: Eduardo A. Volonté

Cierta vez le reprocharon a Jawaharlal Nehru, entonces primer ministro de la India, que su país gastase en  investigación científica.

La respuesta fue contundente: “somos tan pobres que no podemos darnos el lujo de no hacer ciencia”.

De más está decir que si alguien se encuentra en las antípodas de este pensamiento es el Presidente Milei, quien desde su asunción no ha parado de disminuir los presupuestos para ciencia e investigación, denigrar a los investigadores, que ahora apunta su motosierra hacia el INTI y el INTA.

A contramano del mundo que invierte cada vez más recursos en investigación científica, aquí se los agrede, se reducen los presupuestos y se desmantelan organismos.

Resulta de utilidad rescatar algunos conceptos del artículo publicado por el Dr. Galo Soler Illia bajo el título  “¡Es la ciencia, estúpidos!”, donde  analiza la realidad del sector.

SOBRE EL AUTOR

Galo Soler Illia, doctor en química,  especializado en nanotecnología, es actualmente investigador del CONICET en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (INS-UNSAM), que fundó y dirige como decano desde 2014.

En su reconocida trayectoria a recibido -entre otros- el Premio Konex de Platino en Ciencias y Tecnología en el rubro Nanotecnología, otorgado por la Fundación Konex (2013); el Premio a la calidad científica «Dra. Elizabeth Jares-Erijman», dirigido a investigadores destacados en Nanociencias y Nanotecnología, otorgado por la Fundación Argentina de Nanotecnología (2013); el «Premio Academia Nacional de Ciencias» (2010); el Premio Bernardo Houssay en química, bioquímica, biología molecular (2009) y el mismo premio al investigador joven en 2006.

PARA TENER EN CUENTA

Repasemos algunos de los conceptos vertidos por Galo Soler Illia:

“…Hace décadas, Argentina reinaba en Latinoamérica, hace 25 años Brasil y México comenzaban a generar más conocimiento que nosotros y hoy, países como Chile y Colombia nos superan, tanto en producción científica como en innovación. En esos países, la paciente inyección de una política científico-tecnológica da frutos en sus economías. ¿Qué demuestra esto? Que la política científico-tecnológica es mucho más que asignar fondos y programas. Se trata también de establecer misiones, prioridades, formar recursos humanos, trasladarlos a los sectores productivos, etc. Argentina se ha quedado atrás posiblemente por pocos recursos de manera deficiente. Sin embargo, lo que está haciendo el gobierno actual con el sector es un crimen, dado que el desprecio y la improvisación de las acciones de gobierno se combinan en un cóctel mortal, que dañará la capacidad de nuestro país de desarrollarse de manera autónoma en un mundo altamente competitivo.”

“…Hoy tenemos que decidir si seremos meros usuarios de tecnologías que avanzan de manera avasallante, o si seremos capaces de moldear el mundo que viene a partir de nuestros conocimientos y desarrollos tecnológicos. Es ahora que tenemos que actuar, para no arrepentirnos dentro de veinte años.”

“…La política actual del gobierno en CyT consiste en cerrar la canilla a todo el financiamiento de la ciencia. Apelando a todos los mecanismos posibles, que incluyen desfinanciamiento, hostigamiento, y, desde la gestión, pretendida inoperancia y exceso de burocratización. Han puesto cuanto palo en la rueda es posible, a sabiendas. Las leyes votadas con entusiasmo y por unanimidad, hoy se violan.  El gobierno actual, no solo ha desfinanciado la ciencia basándose en la necesidad de su déficit cero. Además, ha hecho alarde de la destrucción del sistema científico-tecnológico del país, y se ensaña con la comunidad científica. Esto se desprende de las constantes agresiones y ninguneos que hablan de una “casta de científicos ñoquis”, cuando se refieren a colegas que han obtenido sus cargos por concurso de antecedentes y sus fondos vía convocatorias a proyectos altamente competitivas.”

“…Hoy en día, ante este triste panorama, los científicos se van, primero los más jóvenes, los más capaces. Luego se irán los otros, en busca de horizontes más prometedores. Lo que tenemos que ver es que muchos se irán a engrosar las filas de países que ya compiten con nosotros para mejorar el valor agregado de sus productos”.

“… Nuestros gobernantes harían bien en calcular el capital humano altamente calificado que se pierde (y que otros ganan) gracias a sus decisiones erróneas. Ese capital humano puede arraigarse en otros destinos y crear conocimientos y riqueza, que no impactará sino marginalmente en el país.”

“…Como decía Houssay: “la ciencia no es cara, cara es la ignorancia”. Es hora de aprovechar la riqueza de nuestros conocimientos para que dejemos de ser un país rico habitado por personas pobres. Para que nuestros hijos se queden a construir el futuro en lugar de pensar en emigrar.”

“…Es hora de quitarle el cepo a la ciencia, para que nos dé sus momentos más brillantes, y para que nos guíe en la recuperación no solo económica de nuestro país, sino educativa, intelectual y moral.”

No hace falta agregar más a los dichos de este reconocido científico.

Es de esperar que el gobierno recapacite (algo casi imposible)  para evitar mayores perjuicios a nuestra ciencia, es decir al país.-