Para los municipios hoy en día, hablar de 3 D, es algo casi habitual.

Escribe: Eduardo A. Volonté.

Ya incorporada en forma plena a la industria cinematográfica esta tecnología que simula la visión tridimensional que produce el ojo humano, es también utilizada habitualmente en medicina.
Así una ecografía en 3 D permite a los futuros padres visualizar con formas claras y volúmen a su hijo en gestación.
Pero no es intención de estas líneas referise a esta tecnología, sino a otras 3 D.
Y son aquellas a las cuales debería tenderse desde los gobiernos centrales hacia los municipios: Descentralizar, Desconcentrar, Democratizar.
El impulso y posterior concreción de políticas de auténtica descentralización, es uno de los desafíos más fundamentales en un país que se presume federal.
Urge que desde los poderes centrales se realice una efectiva transferencia de responsabilidades y recursos a los gobiernos locales.
Esta actitud debe partir de reconocer que es en el plano comunal donde la relación entre representantes y representados es más directa, personal, basada en vínculos de convivencia.
Es en el municipio donde el gobernante detecta, conoce, y palpa mejor que nadie las reales necesidades de su comunidad. Por eso, es el mejor capacitado para implementar las respuestas y soluciones que las demandas comunitarias reclaman.
Debe quedar en claro que la descentralización a realizar, no tiene nada que ver con aquellas impulsadas en las épocas del autoritarismo, y que simplemente consistían en tirarle a la cara a los gobiernos provinciales, y estos a los municipales, determinados servicios y responsabilidades, sin acompañados de los imprescindibles recursos económicos para poder mantenerlos, y acotados en cuanto al poder de decisión.
De lo que se trata es de poner en marcha una profunda descentralización en lo administrativo, lo económico, y en la prestación de aquellos servicios y gastos del Estado que hacen a la calidad de vida de los ciudadanos.
Cambiemos (SUBTITULO)
Un proceso que signifique un giro radical en las concepciones administrativas y fundamentalmente tributarias, en la planificación e implementación de los programas de las distintas áreas.
La transferencia de capacidades y competencias a los municipios debe ser parte de una estrategia y no simplemente una decisión reactiva cuando los ciudadanos claman por soluciones inmediatas a sus necesidades.
Ni tampoco una forma fácil de sacarse cuestiones vitales de encima o producir el ajuste a costillas de los demás.
A partir del convencimien­to de que la descentralización es un componente esencial de la ineludible tarea de modernizar el Estado, se debe impulsar un proceso de descentralización y fortalecimiento de la autonomía comunal que apunte a lograr una real desconcentración del poder; es decir, abrirlo a otros estamentos de gobierno y de la comunidad, delegando en los interesados la facultad de resolver sus propias cuestiones, sabiendo que actuar de ésa manera constituye un aporte básico a la democratización de la sociedad, que va mucho más allá de la ya felizmente costumbre de votar cada dos años.
Es necesario desconcentrar tareas que hoy asume el gobierno provincial y presta en forma discontínua y poco eficiente. Pero, repetimos, con los recursos pertinentes.
Se debe democratizar la toma de decisiones, especialmente aquellas que afectan en forma directa la vida de los ciudadanos.
Lamentablemente la realidad, no solo de los gobiernos provinciales anteriores, sino también del actual, marcha por caminos opuestos a esta necesidad plantada.
En muchos casos el gobierno provincial traslada a los municipios los ajustes que la Nación les ejerce, en otros, prioriza su propia imagen y conveniencias, sin muchos miramientos sobre el último eslabón de la cadena de gobierno.
Pero con avances y retrocesos, Descentralizar, Desconcentrar y Democratizar, son tres objetivos a los cuales deberá llegarse para poder construir una autonomía real en los municipios bonaerenses.-

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