Los memoriosos entusiastas del automovilismo y quienes peinan canas, conocerán el tema que nos trae hoy. En la calle Figueroa de
la vecina Tandil, frente a la Brigada de Caballería Blindada, pegado a las vías del ferrocarril, estaba instalado en la década del 80 y
gran parte de los años 90, el taller de chapa y pintura de Oscar Jensen, calificado artesano y constructor de autos de Turismo
Carretera en una época intensa y romántica de los carreteros. Quizás la mejor y más esplendorosa del TC de ruta.
Un apasionado de los autos de competición, desarrollando durante más de doce años, máquinas exitosas de la máxima.
Con un grupo muy chico, su hermano Juan y algún colaborador, se las arreglaban para poner en pista vehículos que marcaron
territorio en épocas de la ruta, aquellos tiempos de gloria, cuando había que andar fuerte para estar en la conversación.
En los albores de los ochenta, Jensen se iniciaba reparando y elaborando autos de TC, algunos nuevos, restaurando, y
“componiendo” otros de varios cascos. Entre los primer pilotos que confiaron en la dedicación y capacidad de Jensen, estuvo
“Cebita” Infantino que debió recuperar el Torino con el que protagonizó un accidente en Tandil, y que le había alquilado a Orlando
Rodriguez, también el miramarense Alberto Clerc paso por la calle Figueroa y Avda Pujol, requiriendo la construcción del Torino al
tandilense, el “Vasquito” Zavagno, recordado midgista de Bahía Blanca a quien le proporcionó una Dodge totalmente nueva,
iniciando una etapa activa en la categoría, produciendo nuevos vehículos. Un “cliente” muy cercano y especial fue Gustavo Brescia,
que además tenía su bunker en la ruta 3, cerca del ingreso a la ciudad de Azul, con autos que conducían eventuales “colegas”,
“Iniciamos esta etapa restaurando el Torino que conducía “Cebita” Infantino luego del vuelco en una carrera de Tandil. Entre los
primeros autos, también reparamos la Dodge de Orlando Rodriguez de Coronel Pringles, que había tenido un despiste antes de la
curva de “El Gallo, hicimos el Torino de Alberto Cler, y el auto del “Vasquito” Zavagno de Bahía Blanca”, comenzaba recordando sus
primeras épocas, el otrora constructor de máquinas del TC.
A partir de allí, su vida tuvo intensa actividad y por varios años, en tiempos de la ruta y del advenimiento de muchos pilotos de la
región que se incorporaron al Turismo Carretera. También Varios preparadores, chasistas y constructores iban probando suerte en
la folklórica categoría, “En la primera época de los “80”, había otra forma de trabajo y de construcción de autos. Gustavo (Brescia)
de cinco cascos que nos acercó, logramos hacer dos autos para poner en carrera, y fueron los que después corrieron “Pancho”
Alcuaz y “Cocho” López, dos grandes pilotos que pasaron por el equipo y alcanzaron buenos resultados. Trabajamos con Brescia
mucho tiempo, que adquirió el auto a Zavagno y junto a la Dodge cedida por Roberto Mouras, la del vuelco en Tandil en 1982,
hicimos una máquina nueva. Posteriormente los dos autos de Gustavo (Brescia), los corrieron Carlitos Jarque, el naranja con el que
debutó en Balcarce, y Eduardo Marcos. Fueron tiempos de intensa actividad, con lindas motivaciones, y desafíos, en una etapa
apasionante del Turismo Carretera. Luego Miguel Atauri, nos trajo el Dodge que tuvo el accidente en La Plata, y le hicimos otro
flamante que después lo compró Fabián Acuña, y en los primeros años de los noventa lo adquirió Aldo Orsatti. A Oscar Angeletti le
hicimos dos cupes Dodge y el Fairlane, con el que ganó en Tandil, en aquella definición histórica del 89 llegando con un neumático
en llanta, además una Chevy para “Cocho” López, y el último Dodge del “Pincho” Castellano, que lograba el campeonato 1988. Ese
auto, se lo vendía a “Lalo” Ramos que tuvo un golpe feo en el circuito Luciano Fortabat de Olavarría, y lo pudimos recuperar.
También hicimos el de “Tony” Aventin, y una Dodge para el “Tano” Pernía, un buen producto que funcionó muy bien. Después le
construimos un vehículo similar a Roberto Miliffi de Mar del Plata y trabajamos en el auto que corrieron “Titin” Fiorda y Carlos
Luaces, el doctor de Pilar. Más de treinta autos hemos puesto en carrera”, sostenía el constructor tandilense.
La década del 80, resultaba prolífica, movida, con parques numerosos, se iban agregando muchos pilotos de categorías zonales, y
se acercaba un nuevo tiempo; “La actividad tenía continuidad, era fundamental el apoyo de Estela (esposa) y los chicos, aparecían
pilotos interesados en forma permanente, y nuestros autos funcionaban muy bien, año tras año mejoraba el conjunto. El avance era
constante. Hicimos otras marcas en la nueva década, un Falcon muy lindo para Eduardo Nicotra de Villa Dolores, también
construímos la Chevy de Rommel Viglianco de Ucacha, y uno de los últimos autos que desarrollamos fue la Dodge para Juan Manuel
Landa. Un vehículo muy sólido, que tuvo grandes resultados y pudo pelear el campeonato. Ese trabajo nos llevó cerca de tres
meses, era un casco de paseo, lo desarmamos, cortamos todo lo que aconsejaba el reglamento. Trabajamos mucho con el peso,
para estar dentro del límite exigido, fue una pasada en limpio, y le aplicamos otros conceptos. Luego con “Tito” Perez, trabajamos
en una Chevy para Juan (Landa). Eran otros años, luego el TC apuntó a los autódromos, se venía la era digital, la informática,
computadoras y cambiaba la concepción de los autos. Una etapa que disfrute muchísimo, compartiendo lindos momentos con
muchos pilotos, preparadores y grandes amigos que aún hoy seguimos recordando esas épocas inolvidables”, le comentaba Jensen
a vertigomotorsport.com