En charla informal con el periodista decano de la ciudad, el tema se relacionaba con la imagen de la ciudad ante la atenta mirada de cualquier vecino o visitante si se quiere. Hay sectores que han progresado bien, se han
refaccionado y modernizado, pero quizás detalles incumplidos hacen que todo no sea de la brillantez que se merece. «Hay que escuchar a la gente», es una de las muletillas, acertadas, claro que sí del colega, que asegura que un
buen oído a los requerimientos del ciudadano, ayudan a llevar de una mejor manera las cosas, optimizando la tarea.
Se habla de veredas rotas, pastos descuidados, calles desparejas, cordones en mal estado, que afean la vista y bajan la calidad de vida de los habitantes.
También habrá que incluir, para armar la caja en el debe y el haber que se realizan tareas de repavimentados y reparaciones de todo, incluída la gran obra de agua que su modernización tan esperada, asegura definitivamente la
provisión de tan vital elemento, imprescindible para la vida y creemos que por ello, hasta su debida finalización, se crean baches y vuela una considerable cantidad de tierra.
Claro que hay que escuchar a la gente, pero cierto será decir que hay ciudadanos con distintas actitudes ante la realidad, que se manejan con responsabilidad y otros que dejan muchísimo que desear. Un ejemplo concreto es el
arrojar basura en distintos sectores de la ciudad o colocando bolsas de desperdicios fuera de horario. Son los clásicos seres humanos que en todos los sitios y épocas existen y que consideran que su acción fuera de lugar no
contiene consecuencias que atenten con la salud del resto de la población, que actúan con dejadez y liviandad. Lo minimizan.
Por ello sí, es muy importante escuchar al vecino que cumple con sus deberes de ciudadano. Nó a todos!!!.-
OMA