Villa metió el quinto penal y clasificó a Independiente Rivadavia a la final
El equipo de Marcelo Gallardo hizo agua en los 90 minutos y no pudo desde los 12 pasos. Además, dejó escapar una de las posibilidades de meterse en la próxima Copa Libertadores.
River hizo agua. No anoche. En todo en lo que va de este 2025. El diluvio en el Mario Kempes lo terminó de tapar cuando tenía la oportunidad de sacar la cabeza y respirar. Hundido. Así se fue el equipo de Marcelo Gallardo después de otro fracaso. Porque mientras Independiente Rivadavia lo jugó como lo merecía ni más ni menos que el partido que el más importante de su historia (ahora lo será la final), el equipo de Marcelo Gallardo no lo disputó como tal. Y en un momento en el que no le sale nada, lo amargó en la definición por penales un arquero que debe volver a Núñez en diciembre y un Sebastián Villa que parece estar destinado a amargar al Millonario, aún sin la camiseta de Boca. Otro golpazo, de doble K.O. Porque además de impedirle ir por un título, dejó escapar la posibilidad de meterse en la próxima Copa Libertadores.
La tormenta lo arrastró a River. Es cierto que no estaba haciendo una gran primera parte, pero al menos intentó. Lo que no demostró en los 45’ finales, cuando requería dar la talla en un partido importante, un déficit que ya es moneda en este segundo ciclo de un Gallardo que estuvo molesto desde el primer minuto.
Como si lo intuyera. O simplemente porque es lo que viene observando, se mostró disgustado en cada acción. Sus gestos ampulosos de ir hacia adelante y despertar a jugadores por momentos desatentos – por no decir dormidos- no surtió efecto. Encima perdió a Driussi y Salas por molestias y una vez más se enfadó con Juanfer Quintero, quien esta vez, a diferencia de lo que sucedió frente a Talleres, tuvo poco de qué quejarse al dejarla la cancha al chico Jaime.
Luego del extenso entretiempo con los secadores eran los protagonistas, el que le sacó jugo al parate fue la Lepra. Con orden, con los chichones de Studer para dejar todo por arriba y los piques de Villa le alcanzó para incomodar a River. Es cierto que no le llegó a Armani hasta lo penales, aunque hizo lo más importante: entendió mejor cómo jugar con un campo de juego adverso y pesado. Como si tuviera más potrero y barro encima por sobre un River que debió recurrir al pibe Cristian Jaime como posible salvador por sobre las figuras experimentados que llegaron en los últimos mercados de pases.
Más allá de los intentos del #30, de un Maxi Meza que al menos aportó algo distinto, el resto, en ataque, desentonó. Colidio falló pases imposibles, Borja sigue perdido en su nebulosa y ni siquiera Galoppo, goleador de River en el semestre, estuvo fino, con impresiones difíciles de explicar. Y el pitazo final, con los hinchas de IRM revolucionados y los del CARP en silencio fue una premonición que no tardó en confirmarse.
La mini racha positiva de River en los penales se terminó. Esta vez Franco Armani, si bien adivinó, no pudo. Y Villa, destinado a ser el héroe, lo definió para dejar a Independiente Rivadavia a un paso del primer título de su historia. Y a River lo dejó en piso, con un plantel que volvió a irse silbado y repudiado.



