Serena, reposada, con esa inconfundible sonrisa que la caracteriza durante las distintas facetas que conforman su existencia, Mirta Amelia Esteberena, caminó desde bambalinas hasta el centro del escenario para manifestar su indescriptible emoción por estar nuevamente con “su público”, después de cincuenta años de haber sido coronada Reina de la primera edición de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra.
Por esa incomprensible sugestión del paso del tiempo y de la vida, quienes tuvieron el privilegio de haber compartido aquel domingo 4 de Mayo de 1969, retornaron mentalmente a sentirse bajo ese maravilloso cobijo que generan los buenos recuerdos; de esos que se guardan para siempre en el corazón y en éste caso, trasuntados en la sola presencia de esta ayacuchense de alma y corazón.
A la hora de los discursos y a su turno, Mirta, sin perder su reconocido aplomo se refirió con justos y adecuados conceptos a aquella tarde del año 1969. Ausente desde hace muchos años de Ayacucho, debido a que por razones laborales reside en La Plata, jamás olvidó a su terruño y mucho menos a sus más caros afectos; entre ellos, esa primera corona con la que fue ornada su cabeza. Aspirante por el Club Atlético Sarmiento, había recibido otros halagos por el estilo debido a su reconocida belleza y proverbial simpatía, pero como el bastón de Reina Nacional del máximo festejo ayacuchense, ninguno.
Tuvo palabras de agradecimiento hacia aquellos, los de entonces, y los de ahora; llámese dirigentes de la Asociación Civil, familiares, amigos y público en general. De aquella jovencita deslumbrante a esta mujer hecha y derecha, ha transcurrido nada más que un soplo en forma de medio siglo de existencia que de ninguna manera opacó su personalidad y prestancia, a la hora de exponerse nuevamente ante “su público” de cuerpo y alma.
En ese transcurrir de cinco décadas, nuestra Fiesta Nacional tuvo otras tantas soberanas con sus respectivas Princesas; todas bellas sin duda, puesto que merecieron el dictamen de los respectivos jurados designados al efecto, pero para quienes recuerdan los pequeños y grandes prolegómenos de aquella primera edición, Mirta Amelia Esteberena, a la par de ostentar simbólicamente la preciada corona, continúa significando algo así como la “Reina de las Reinas” y como tal, fue reconocida y homenajeada el sábado 4 de Mayo en el galpón de espectáculos “Guillermo Dionisio Schoo Lastra”.
Reiterando conceptos, fue un placer volver a verla con la serenidad y belleza que le otorgan los años, en su indeclinable transcurso. Que su enigmática sonrisa nos siga iluminando por muchísimos años…
AGB