Suele creerse comúnmente que en algunas áreas que competen a la organización de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra, las tareas suelen ser “comunes” en cuanto a dejarse estar y esperar a que se “hagan por añadidura”. Quienes no han estado “adentro” de semejante movimiento, ni se imaginan lo que hay que hacer antes, durante y después de cada responsabilidad asumida.
Por tomar uno de esos ejemplos, la Coordinación de Reinas a cargo de Micaela Delieutraz, parece transcurrir placenteramente entre los paseos y las presentaciones de las aspirantes, pero no es tan así.
Una vez designadas las representantes de entidades sociales, culturales, deportivas, etc. son “adoptadas” por la coordinación que se aboca de inmediato a “prepararlas” para un desenvolvimiento acorde al constante encuentro con la comunidad. A la par, se las concientiza de la enorme responsabilidad que les compete, principalmente después de la designación de reina y princesas, por cuanto van a mantener la representación ayacuchense en distintos lugares del ámbito bonaerense y nacional.
Por citar algunos pasos previos, las diecinueve aspirantes han recibido (o bien recibirán) charlas sobre el ganado ovino; su peso, razas y otros detalles no menores relacionados con el ternero; oratoria; psicología; biodanza (una semana); maquillaje, peinado y pasarela; sesiones de fotografía; danzas folklóricas; charla sobre la historia de Ayacucho y el origen de nuestra Fiesta Nacional, entre otras manifestaciones.
Sin duda, a partir de la designación de las diecinueve jóvenes aspirantes, Micaela Dielieutraz, no ha descansado tranquila y tampoco lo hará hasta que simbólicamente el último de los fogones se haya apagado.