Mar y Sierras…cuando pilotos ayacuchenses manejaban más de 300 HP

Durante la década del 70 tuvo su pico más alto el automovilismo zonal, representado mayoritariamente por la divisional Mar y Sierras, en la que intervenían máquinas construídas en los talleres de los pueblos, potenciadas con impulsores Chevrolet, Ford, Dodge y Tornado de máxima cilindrada. La antesala de la mayor la protagonizaban las Cafeteras, que eran algo así como el TC Pista del TC o la clase «B» con la «A» de APAC. Teloneras.

Entre los pilotos de Mar y Sierras eran animadores Jhonny De Benedictis, Edgardo Lavari, Enrique Gallinotti, Mariano Calamante, Eduardo Ferola, Jorge Roux, Oscar Erratchu, Alfredo Menone, Jorge Reymonte, El Colorado Occhionero, Oscar Pando, Alberto Dominguez, Eduardo Finocchio, Edgar Pérez, por citar algunos. Todos pilotos que luego brillaran en el Turismo de Carretera. Entre ellos siempre terciando por los mejores sitios del clasificador lo hacían los ayacuchenses Nicolás Brogno y Marcelo Badíe, manejando la popular Plateada construída en nuestra ciudad, que llevaba un poderoso motor Tornado armado por Pedro Moureu, que incorporaba elementos especiales salidos de la Fortaleza de Oreste Berta en Alta Gracia, con el asesoramiento directo del motorista porteño Juan Carlos Zurita, en ese momento preparador de Gastón Perkins en el Turismo de Carretera. Nada menos.

Esa planta impulsora Tornado con todos los mejores elementos de la época y libre preparación era un verdadero monstruo que erogaba una potencia que superaba los 320 caballos de fuerza ( HP).

» Tuvimos que adaptar el resto del auto a semejante motor porque se rompían la caja, el embrague y otros elementos. Cuando pusimos todo en orden peleábamos adelante» nos comenta Nicolás Brogno, quien se turnaba con Marcelo Badíe en la conducción del auto, que se hacía en el taller de Pedro Moureu. Tambien integraron ese equipo ayacuchense Abundio Guillermini y Alberto Badíe, con la recordada Libre III. Ambos participando en algunas competencias.

» Sobre el final del 73 pudimos poner todo en orden y pelear adelante. Y en el 74 con la suma de los dos quedamos a pocos puntos del subcampeonato, que lo tendríamos que haber logrado porque fuimos ganando finales y tuvimos que parar por diversas roturas. Obtuvimos series y marcamos alguna pole. Fue un año con mucho protagonismo en una divisional tremenda por lo competitiva», nos agrega.

Era la época en que el Mar y Sierras acaparaba la atención del mundillo tuerca de zona, compitiendo en circuitos de Lobería, San Cayetano, González Chaves, Tandil y Balcarce, abarrotados de entusiastas, donde luego varios pilotos, también el Pincho Castellano que corrió en Cafeteras, emigraron y descollaron protagonizando duelos memorables en el TC de ruta.