Escribe: Eduardo A. Volonté
Fue un 10 de junio de 1829, Ja fecha en que el Gobernador de las Provincias Unidas del Río de la Plata, D Martín Rodríguez. a través de un decreto refrendado por su Ministro Salvador María del Carril, creaba la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y sus adyacencias al sur del Cabo de Hornos en el Mar Atlántico, designando como comandante a D. Luis Vernet.
No era ese un acto más de simple carácter administrativo, sino por el contrario, constituía una meditada decisión tomada con plena conciencia del valor político que investía y de la finalidad que perseguía como lo era, contrarrestar con actos de gobierno y hechos concretos, las maniobras de Inglaterra en su pretensión de apoderarse de aquellas tierras australes; acto usurpador que concretaría en 1833 y perdura aún hasta nuestros días.
Hoy, transcurridos ciento noventa y seis largos años de aquella decisión de nuestro gobierno, los argentinos llevamos demasiado adentro la historia de nuestros Islas Malvinas, como para hacer necesaria su repetición.
Porque Malvinas, así simplemente dicho, constituye una herida abierta en el sentimiento no solo de los argentinos, sino de toda América Latina, que sólo será posible cerrar cuando esas islas vuelvan a cobijarse definitivamente bajo la enseña celeste y blanca.
Solo la prepotencia de la fuerza puede sostener en el siglo XXI, una actitud de carácter colonial como en la que persiste el Reino Unido; ante ella, los argentinos seguiremos oponiendo la fuerza que da la razón, nuestros justos y legítimos títulos y derechos, compartidos ya por casi la totalidad de la comunidad internacional, como lo demuestran año a año las vocaciones al respecto en el seno de las Naciones Unidas.
No habremos de claudicar en esta causa; porque por encima de todo, tenemos un compromiso moral con todos aquellos miles de heroicos combatientes que dignificaron con sus vidas y su sacrificio esta causa nacional, durante los días de aquella descabellada e irracional aventura bélica que la dictadura emprendiera un 2 de abril de 1982.
Su sacrificio compromete a la democracia para hacer más intensos sus reclamos, pero también nos marca constantemente que la senda a seguir no debe ser otra que las vías diplomáticas y pacíficas.
En ese sentido, ante este nuevo aniversario de la creación de aquella Comandancia en las Islas, vale reiterar el rechazo a la decisión del Reino Unido de mantener sobre una porción de nuestro territorio un anacrónico proyecto de dominación colonialista.
Que esta nueva recordación de aquel decreto histórico, sea también un acto de reafirmación de nuestros legítimos e imprescriptibles derechos sobre esa porción irredenta de nuestro suelo patrio, y un sincero homenaje a quienes dieron su vida por verlas nuevamente argentinas.-