La picardía de Gerry

Escribe: Eduardo A. Volonté.-

A lo largo de su historia electoral, nuestro país ha utilizado diferentes regímenes.

Entre ellos el sistema de elección por circunscripciones uninominales, aunque solo se utilizó en dos momentos del país.

Por primera vez en 1902 (ley 4161) y se mantuvo vigente hasta 1905. Décadas más adelante se volvería a aplicar en 1951 (ley 14032), siendo derogado a la caída de Perón.

Este sistema consiste en dividir cada distrito en tantas circunscripciones como diputados deban elegirse, de modo que cada partido presentará en cada circunscripción un candidato.

Realizado el escrutinio dentro de cada circunscripción, el candidato más votado se alza con la banca en disputa.

Este sistema se aplica en los EEUU, Gran Bretaña, Canadá, India, Australia, Nueva Zelandia y Francia.

Como es lógico, este sistema posee sus admiradores y también sus detractores, existiendo de uno y otro bando abundante bibliografía sustentando sus posturas.

A favor y en contra 

Un breve repaso de algunos de esos argumentos esgrimidos permitiría señalar en su favor, que facilita la relación más estrecha con el representante y en consecuencia un mayor control de sus actividades.

Entre las críticas –que son muchas- se destacan una potencial dispersión de la representación (puede darse el caso de que quien obtenga el 51 % se lleve la banca en disputa, quedando quien obtenga el 49 % sin ningún tipo de representación).

Por otra parte, este sistema genera un bipartidismo que puede conspirar contra la vigencia de un sistema pluralista.

Se cuestiona también que alienta una sobre consideración de cuestiones locales en detrimento de los grandes problemas nacionales, ya que el representante tenderá a favorecer los intereses de sus representados directos, dejando de lado las cuestiones que hagan al conjunto, pudiendo conformar el ámbito colegiado una sumatoria de compartimientos estancos, convirtiendo a los legisladores en simples “comisionistas de sus votantes”, para utilizar la expresión de Félix Luna.

Se señala además que este tipo de sistema genera un clientelismo exagerado, con el fin de garantizar la continuidad del elegido, alentando una extensa titularidad en la banca; resulta ilustrativa la mención de la situación de Gran Bretaña donde esa permanencia supera en promedio los 20 años.

Pero sin dudas la crítica más profunda que puede realizarse a este sistema se centra en el diseño de las circunscripciones y a ello vamos a referirnos a continuación.

No hay que olvidar la opinión de Jorge Vanossi en el sentido que “no existe ningún régimen electoral neutro, todo régimen electoral beneficia a alguien y perjudica a otro, todo régimen electoral es puesto para beneficiar a alguien o es colocado para perjudicar a otro. No existe la asepsia en materia de regímenes electorales”.

A partir de ese irrefutable dato de la realidad surge el principal inconveniente como lo es diseñar las circunscripciones. Este problema reconoce una larga historia remontándose a los EEUU en 1812 y es conocido con el término “gerrymandras”.

Haciendo historia 

Gobernaba el estado de Massachusetts Elbridge Gerry, quien ante el temor de una derrota electoral diseñaba con caprichosos criterios los distritos, compensando zonas adversas con favorables para así sacarle mayor provecho al sistema; al punto de darse el caso de caer derrotado por 51.766 votos contra 50.164 y no obstante ello obtener 29 bancas contra solo 11 de los realmente vencedores.

Como alguno de esos particulares diseños de las circunscripciones tomaba la forma de una salamandra, el periódico opositor The Centinel de Boston, prefirió hablar de “gerrymandras”, término que perdura hasta nuestros días al igual que la picardía de manipular antojadizamente el diseño.

Resulta ingenuo suponer que esto se soluciona nombrando una comisión diseñadora “neutral” que lo hiciera con criterios “objetivos”.

Esto de hecho es imposible, y lo corroboran los constantes conflictos que surgen en los países anglosajones que utilizan este sistema a pesar de que poseen –como lo señalara Alejandro Corbacho- una fuerte tradición de condados.

En una próxima nota veremos cuál es la experiencia argentina de aplicación del sistema electoral de circunscripciones uninominales.-

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