La Paloma: símbolo de paz sin importar especie y color

Desde tiempos inmemoriales la paloma, cualquiera sea su especie y color, ha representado la paz, la concordia y la buena voluntad entre los seres humanos para que al menos simbólicamente, se estrechen las manos en un gesto de amistad y solidaridad.
No es para menos ese simbolismo. Esta ave no causa problemas entre los seres alados ni con el resto de las especies. Salvo los consabidos inconvenientes que suele provocar la denominada popularmente «paloma casera», que suele anidar en cornisas y otros vericuetos de los edificios sembrando por doquier sus inconfundibles excrementos, después, todo está bien para estos ejemplos de paz y mansedumbre.
A poco de asomar la Primavera, comienzan a escucharse los clásicos «arrullos» de las palomas, en procura de anidar. No necesitan mucho; una simple oquedad y orqueta en cualquier árbol para agrupar algunos palitos cruzados y empollar generalmente dos huevos de color blanquecino.
Esta fotografia captada por nuestro director, es harto elocuente. Si en algo se destacan las palomas es en el «juego primaveral», donde ponen de manifiesto una serie incondundible de argumentos guturales a los que se suman los innumerables vuelos de galanteo y otras argucias para lograr conformar la pareja.
En el transcurso de los siglos, la historia del ser humano está colmada de terribles flagelos que causaron muerte y destrucción. Actualmente, la violencia en sus diversas formas de manifestarse prosigue su marcha imperturbable. Pero la paloma no ha cambiado sus hábitos, por el contrario, a través de sus raudos vuelos para trasladarse de un lugar a otro, como por los inquietos saltos propios del galanteo, continúa significando la paz que generalmente el ser humano no puede encontrar porque desde que el mundo es mundo, la discordia anida en su naturaleza.

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