Anoche, martes 19 de febrero, se pudo observar la Luna más grande y brillante de los próximos siete años. El fenómeno conocido como la «Luna de Nieve», tiene estas características cuando se ubica en el punto orbital más cercano a la Tierra, es decir cuando se encuentra en su perigeo.
El satélite natural recorre alrededor de la Tierra una órbita muy rápida, en la cual cada mes toca la distancia mínima (perigeo) y aquella máxima (apogeo). Ayer la Luna y la Tierra estuvieron separadas por 355.665 kilómetros. Una distancia menor que la habitual por lo que su aspecto se percibió un 14 % más grande y un 30 % más brillante, respecto a una Luna llena en el apogeo.
Aunque a diferencia de la anterior, que se produjo el 20 y 21 de enero junto a un eclipse lunar, en esta oportunidad alcanzó el mayor tamaño y brillo de los próximos 7 años. La siguiente se verá el 21 de marzo.
Lo cierto fue que este extraordinario resplandor lunar fue observado con un placer muy especial, místico si se quiere. Al respecto, cabe recordar los siguientes versos: «Góndola de alabastro, bogando en el azul la luna avanza. Y hay en la cierta brillantez del astro como un sueño de amor y de esperanza»