La larga marcha por la igualdad

Escribe: Eduardo A. Volonté.-

Se conmemora hoy el Día Internacional de la Mujer, instituido por las Naciones Unidas en recordación de las 129 trabajadoras de una fábrica textil que perecieron carbonizadas en
Nueva York en 1908, luego que su propietario las encerrara dentro e incendiara el edificio por motivo de una huelga en demanda de mejoras laborales.

Desde aquella triste fecha hasta el presente, puede decirse que la historia de la mujer está plagada de marginaciones y discriminaciones, pero también conlleva una permanente y
aún inconclusa lucha por el reconocimiento de sus derechos y una igualitaria equiparación al resto de la sociedad.

Desde la lejana Ana Díaz, la única mujer alistada en la expedición de Juan de Garay, a nuestros días, se debe recodar con orgullo y gratitud -no siempre manifiesta- a una inmensa
legión de mujeres que protagonizaron – ofrendando incluso algunas su propia vida- la construcción de este país.

Una larga lista

Manuela Pedraza y su valentía frene al invasor inglés; Martina Silva de Gurruchaga, Rosario Vera Peñaloza, Machaca Guemes, Juana Azurduy y tantas otras compartiendo junto a los
soldados de la independencia el sueño de la libertad y los esfuerzos y dolores que su concreción demandaron.

Juana Manso, educadora de corazón, Juana María Gorriti, escritora singularísima, Cecilia Grierson, primera médica argentina, María Angela Baneda, primera abogada del país;
Alfonsina Storni, Victoria Ocampo y muchas más brindando su genio y su intelecto al país que también contribuyeron a forjar, debiendo en muchos casos vencer los prejuicios de
las épocas.

Elvira Rawson de Dellepiane, fundadora de la Asociación por los Derechos de la Mujer en los primeros años del siglo 20; Carolina Muzzilli, Julieta Lantieri, María Rosa de Oliver,
fundadora de la Unión Argentina de Mujeres; Eva Perón y su preocupación por los humildes y la materialización del voto femenino; Alicia Moreau de Justo, Margarita Malharro de
Torres, Florentina Gómez Miranda –más acá en el tiempo- bregadoras todas sin pausas por la instauración de los derechos civiles, sociales y políticos de la mujer.

Nombres todos estos que ocupan páginas de honor en nuestra historia, como deberán ocuparlas también todas aquellas Madres y Abuelas, que vieron desaparecer a sus seres
queridos víctimas del terrorismo de Estado y supieron transformar su dolor en búsqueda de justicia y castigo.

O aquellas que debieron llorar con entereza sus muertos, heridos y mutilados en una guerra absurda allá en el sur. Y en estos tiempos, esas madres del dolor que a la pérdida de sus hijos suman la ausencia de justicia.

Resulta innecesario detallar aquí las distintas etapas que en las luchas por sus derechos han protagonizado las mujeres argentinas; muchos de ellos ya concretados y otros aún
pendientes.

El desafío presente

Hoy ya son realidad los derechos políticos, la patria potestad compartida, y muchos otros avances, pero la lucha continúa por la igualdad de oportunidades laborales sin
discriminaciones, por iguales salarios.

Sin duda que aún quedan barreras por derribar, incomprensiones y prejuicios por superar; y se debe continuar la marcha en pos de una real y justa igualdad.

Pero todos estos avances pierden su sentido ante la creciente ola de femicidios que se producen en nuestro país. Más de cincuenta en lo que va del año, hablan a las claras de
este flagelo al que parece no encontrársele solución.

El Estado en todos sus niveles y poderes junto a la sociedad civil deben generar sin más demoras las necesarias políticas de estado que permitan prevenir y evitar estos hechos
que atentan contra el más elemental derecho: a la vida.

De nada sirve lamentar los femicidios o la violencia de género. Se trata de evitarlos.

A pesar de esto, y ante este reciente Día Internacional de la Mujer, es válido hacer llegar a todas y cada una de las mujeres de Ayacucho nuestro reconocimiento, expresado con
el auténtico convencimiento que la activa participación de la mujer en igualdad de condiciones con el hombre, por méritos propios y por encima de cupos impuestos, es requisito
indispensable para el pleno desarrollo de nuestro país y la realización de sus habitantes en paz y libertad.

 

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