A principios del siglo XX parecía que volar solo era para los hombres, pero apareció una mujer que se consagró como una de las más importantes aviadoras argentinas.
Entre los pioneros de la aviación en la Argentina siempre hay nombres masculinos, pero lo cierto es que en ese mundo vertiginoso de los comienzos de la actividad se destaca la participación de Carola Lorenzini, la llamada “Paloma Gaucha” de Alejandro Korn, que fue tapa de numerosas revistas y siempre aparecía con vestimentas típicas de nuestro terruño.
Carolina “Carola” Elena Lorenzini fue la séptima de ocho hermanos y vino al mundo el 15 de agosto de 1899 en Empalme San Vicente, en lo que es la actual localidad de Alejandro Korn, en el sur del Conurbano.
Ya desde la infancia se destacó por sus actividades deportivas. Practicó, entre otras actividades, tenis, natación, hockey, pelota a paleta, lanzamiento de jabalina, atletismo, carreras pedestres, equitación, salto en alto y remo. Y también domaba caballos y corría cuadreras. Porque Carola, hija de inmigrantes italianos, sentía un profundo amor por las tradiciones del país que alojó a su familia. Entonces, vestía habitualmente prendas gauchescas, entonaba la guitarra con maestría y como actriz llegó a interpretar al Viejo Vizcacha y a Juan Moreira.
Además, fue la primera mujer en conducir un automóvil por las calles de San Vicente.
Además de sus aficiones, estudió taquigrafía y dactilografía y en 1923 ingresó como taquígrafa en la Compañía Unión Telefónica.
Pasión por las nubes
En 1931 comenzó a dar rienda suelta a su verdadera pasión, la aviación. Ese año, tras muchas cartas y reiterados pedidos de ingreso, la aceptaron en el Aero Club Argentino. Para hacer el curso de instrucción tuvo que gastar todos sus ahorros y vender sus pertenencias. Su bautismo de vuelo fue el 10 de mayo de 1933 y el 4 de noviembre de ese año le dieron el carnet de aviadora civil.
Así, Carola se convirtió en la primera mujer en obtener el título de instructora de vuelo en América del Sur. En 1941 -el año de su fallecimiento- le otorgaron la licencia para servicio público comercial.
Piloteaba los aviones con la misma ropa típica con la que andaba por la vida y de ahí surgió su apodo, “la Paloma Gaucha”.
El 31 de marzo de 1935, en el aeródromo 6 de Septiembre, de Morón, batió el récord sudamericano femenino de altura al alcanzar los 17.400 pies (5.300) metros con un aeroplano de fabricación nacional.
Y el 21 de agosto de 1938 ganó el primer premio en la carrera Morón-Lobos-San Vicente-Morón.
Al año siguiente llegó a estelarizar la tapa de El Gráfico.
Lorenzini en la tapa de El Gráfico del 23 de septiembre de 1938.
Raid de las provincias
Uno de sus éxitos aeronáuticos más recordados fue el Raid de las 14 Provincias, que realizó entre el 24 de marzo y el 21 de abril de 1940, piloteando un Focke-Wulf FW 44.
Luego del Raid, Carola se propuso volar hasta las Islas Malvinas con un avión Focke Wulf FW 44 equipado con tanques adicionales de combustible. Ese proyecto no se concretó.
Mientras tanto, la “Paloma Gaucha” continuaba trabajando en la Unión Telefónica. Después de 17 años de ser empleada administrativa, tuvo una discusión con un ejecutivo de la empresa y Carola les respondió antes de dar el portazo: “Escúcheme bien señor: necesito trabajar para comer, pero volar para vivir. Buenos días”.
Ese mismo año Lorenzini se convirtió en la primera instructora de vuelo de vuelo de América del Sur.
En su ley
Parecía que el único techo de Carola iba a ser el de las nubes, pero en 1941 un grupo de aviadoras uruguayas que visitaba nuestro país insistió para que realizara una exhibición de acrobacia aérea. Lorenzini aceptó la propuesta y pidió a la Aviación el Focke-Wulf FW 44 con el que había realizado el Raid de las 14 Provincias. Según trascendió, un instructor del Aero Club Argentino, celoso de la figura de Carola, se negó al principio a cederle el aeroplano. Luego dijo que sí, pero en vez del que le habían pedido le entregó un modelo similar, de la aviación civil, y que en ese momento se hallaba en reparaciones en El Palomar.
El 23 de noviembre de 1941, en el aeródromo 6 de Septiembre de Morón, Carola remontó su último vuelo. Al intentar un loop invertido el avión falló y provocó el trágico accidente que costó la vida.
Tenía solo 42 años.
Su velatorio tuvo una gran concurrencia, así como su entierro en el cementerio de la Recoleta. Años más tarde, sus restos fueron llevados al cementerio de San Vicente.
Hoy en día muchas calles de varias ciudades de Argentina llevan el nombre de Carola Lorenzini en su honor. Y el 24 de noviembre de 2001, al cumplirse 60 años de su fallecimiento, el Correo Argentino emitió un sello postal conmemorativo bajo la consigna “Aviación: Carola Lorenzini y Jean Mermoz”, con su imagen.
Carola y su estampilla.
Así, el recuerdo de la “Paloma Gaucha” hace enorme la presencia femenina en una actividad que durante muchísimo tiempo fue exclusiva de los hombres. (DIB) MM