La dieta de la puerta

Escribe: Eduardo A. Volonté

La permanente evolución de la especie humana ha ido también transformando en las distintas épocas las modas y cánones de belleza.
Lo que ayer era envididado y perseguido como un modelo a seguir, hoy es repudiado y ejemplo de lo que se debe evitar a cualquier costo y sacrificio.
Como alguien lo sitentizara, a lo largo de los siglos hemos pasado “Desde venerar cuerpos gordos hasta presumir de una estética que representa un montón de huesos”.
Más allá de los riesgos ciertos que la obesidad representa para la salud humana, y que debiera ser el fundamento para su combate, lo cierto es que la búsqueda de la figura ideal se cimenta en un concepto estético que la moda y los medios de comunicación indican, y la convierte en la aspiración de todos, aunque no muchos la pueden concretar.
Así hombres y mujeres intentan -mucha veces en vano- ajustar sus vidas y consumos de alimentos a las más variadas dietas.
Sería una tarea imposible el pretender recopilar todas las dietas que han circulado a lo largo de los años.
Muchas de ellas carentes de toda lógica científica pero igualmente tentadoras para la ilusión de dejar atrás los kilos de más.
LA PORTA PEGA-GORDO
De todo ese cúmulo de dietas existe una que se destaca por haber cumplido ya más de tres siglos.
Aunque en realidad su permanencia se debe, más que a su condición de puerta, que de dieta.
¿Dieta? ¿Puerta? ¿Qué tienen que ver? Aclaremos un poco la cuestión…
Empecemos por el lugar donde se encuentra la puerta involucrada.
El Monasterio de Alcobaza es un imponente edificio construido en 1178 en el municipio de ese nombre, en Portugal, por los monjes pertenecientes a la Orden Cisterciense.
Una somera descripción del lugar indic que “El monasterio consta de una iglesia adosada a la sacristía y, al norte, por tres claustros seguidos de dos plantas, además de un ala al sur. Los claustros, incluido el más antiguo, también tienen dos plantas. Los edificios en torno a los claustros más recientes tienen tres plantas. Entre 1998 y 2000 se descubrió un presunto cuarto claustro en el lado sur de la iglesia. Este claustro probablemente fue arrasado tras la destrucción provocada por el terremoto de 1755 y la gran riada de 1774. También es posible que los restos de las habitaciones del ala sur fueran eliminados en 1834.”
En el Monasterio también están sepultados varios reyes portugueses y miembros de la realeza.
En 1989 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y desde el 2007 es considerado una de las Siete Maravillas de Portugal.
Los monjes de la orden Cisterciense eran también agricultores dedicados a cultivar su propia comida. Y esta fue la piedra del escándalo.
Llegó un momento en que a criterio del Abad a cargo del monasterio, sus monjes exhibian un indecoroso sobre peso que debía ser drásticamente combatido.
Así fue como tuvo la idea de poner en el acceso a la cocina una puerta de 2 metros de alto pero solo de 32 cm de ancho. Y la orden era que solo se sirviera comida a quien la traspasara.
Los abultados monjes debian poner en línea sus siluetas si querían seguir allí comiendo.
Se desconoce si esta singular dieta dio resultados, si los monjes cambiaron sus redondeces por esbeltas figuras, o si simplemente buscaron otros artilugios para seguir disfrutando de la abundante comida del monasterio.
La puerta como dieta no perduró en los siglos siguientes, pero sí como curiosidad que convoca multitudes de turistas.