La Biblio

El espacio de la poesía
DAME
Regálame tu piel
como vestido
para arrugarlo
y pegarlo a mi silencio.
Le brindo mi sudor
mis lamentos
mis quejidos sin dueño…
mis rotos agujeros
por donde escapa el sueño…
Dame tu luz dormida
tus dolores
tu esperanza fugaz
tu compañía…
lo que te sobra a veces…
lo que despreciarías…
Dame tu piel voraz
dame la vida…

Angela Becerra
(«Alma abierta»)

El espacio de los cuentos para ser leídos

Del libro Mujeres atragantadas de Marcela Alluz

La paz sea conmigo

Algunas veces la paz es una tregua ínfima que sirve para seguir andando. La paz como una reconciliación forzada que no tiene nada que ver con un acuerdo. Como un paso de baile obligado para no perder el ritmo después de un tropiezo. Nos callamos, olvidamos momentáneamente, aceptamos, silenciamos las voces que siguen diciendo en lenguaje de señas que va a volver a ocurrir. Hay tropiezos que van a seguir aconteciendo, porque esa vereda por donde andamos es siniestra y tiene baldosas faltantes y grietas húmedas donde cada tanto volvemos a meter el pie.

Aun así la paz transitoria la reconciliación forzada, el abrazo con los ojos cerrados para no ver más allá desde esa burbuja en la que elegimos vivir, entendiendo que va a estallar en cualquier momento. Y que seguiremos dando vueltas esa plaza adoquinada que es a veces la vida, donde preservamos la paz aunque dentro del alma nos ametralle una guerra.

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