La Biblio

El espacio de los cuentos y poesías para todos

Te quiero

Cuando estas un poquito loca,

Pero siempre soñadora,

Un poquito triste,

Pero siempre sonriente,

Y un poquito rota,

Pero siempre

reparando a otros.

Frey Jiménez

RENCOR
El sabio tenía todas las respuestas. Lo sabía todo el mundo y lo comprobaban cada vez que iban a hacerle una pregunta. El muchacho no terminaba de creer que fuera cierto. Miles de veces lo había escuchado contestar preguntas de todo tipo, desde cosas muy simples hasta consultas de lo más extrañas, pero una sola vez se había atrevido a preguntar él mismo y aún después de mucho tiempo, no lograba olvidar lo tonto que se había sentido al ser uno más de los que se van con su respuesta, uno más de los que necesitan ayuda, uno más de los que se rebajan a exponer sus dudas existenciales frente a otro. Aún siendo consciente del amor y el cuidado que el sabio mostraba cuando contestaba, él no pudo de evitar sentirse un ignaro. Durante mucho tiempo estuvo pensando la manera de atrapar al sabio con una pregunta que no pudiera contestar y hacerlo pasar vergüenza frente a todos. Hasta que creyó ver el modo: decidió que se presentaría frente al sabio con un pajarillo escondido en su mano y le preguntaría si estaba vivo o muerto. Si el sabio le decía que estaba vivo, lo apretaría hasta matarlo; si el sabio le contestaba que estaba muerto, abriría su mano para dejarlo volar.
Así lo hizo, se presentó frente al sabio con el pequeño animal en su mano y le hizo su pregunta: » Dime, tú que todo lo sabes, si el pájaro que traigo conmigo está vivo o está muerto». Enorme fue su sorpresa cuando escuchó que el sabio dijo: «La respuesta está en tus manos».
Silvia Freire.