Después de un prolongado descanso, nuevamente apareció por el predio del Ayacucho Cicles Club el eterno campeón Juan Carlos Haedo. Estuvimos con él.
Con 77 años de edad y 55 compitiendo, se ha subido a los podios más importantes del país y del extranjero. Se lució internacionalmente en ruta, velocidad, persecusión individual y por equipos y en ese transcurrir victorioso, ha competido tanto en una prueba por título panamericano como en cualquier «chacarera» que se le presente.
Hace algunos años era familiar su figura en el óvalo del Ayacucho Cicles Club. Ganaba con absoluta solvencia su categoría y como para «yapar el jornal», competía en la de los más jóvenes y triunfaba. Como para que no queden dudas sobre si inalterable vigencia, anteayer domingo reiteró esa vieja costumbre.
En su historial, conformó los mejores equipos del país de su época. Fue pasando de mayor a menor en cuanto a las categorías, hasta encontrarse actualmente en las reservadas para los más «antiguos», considerando que lleva sobre sus espaldas 77 años de vida.
Juan Carlos Haedo, comenzó a hacerse un lugar entre los mejores pedalistas de una vasta región de influencia por la década de 1960. Cuando las primeras «embajadas» ciclísticas ayacuchenses conformadas por Pedro Moureu, Adolfo Díaz, Carlos Aymo, Carlos Alvarez y los hermanos Saúl y Juan Souverville, entre otros, comenzaron a incursionar en rutas y circuitos de Dolores, Maipú, General Madariaga y otros puntos de esa zona, se encontraban con tremendos valores como Juan Carlos Haedo y los tres hermanos Márquez, de Chascomús, a la par de otros elementos de calidad que tenían la enorme ventaja de competir dominicalmente con los ídolos de entonces en el mítico circuito «KDT» de Buenos Aires, con acceso directo a nuevos sistemas y tecnologías. También se distinguían como «federados» entre el montón.
El caso es que Juan Carlos Haedo, radicado desde siempre en su ciudad natal, Chascomús, de tanto en tanto se toma un descanso para retornar a las competencias sin importarle demasiado rivales y edades. Le suma a su historial varios cientos de victorias grandes y de las otras y en ese transcurrir, estuvo anteayer en la pista del Cicles; nuevamente cobró doble y se fue.
Un ídolo incuestionable, medido y cauto en sus expresiones verbales; callado sobre una bicicleta de carrera; inteligente y tremendo a la hora de las definiciones. Reiterando conceptos, «un grande» del ciclismo argentino de todos los tiempos, con proyecciones internacionales, que jerarquiza el lugar donde se presenta.
AGB