Escribe: Eduardo A. Volonté
Señor Presidente de la Nación, me voy a permitir tutearlo, no como una falta de respeto a su investidura, sino a partir de una común simpatía (en mi caso casi adicción) por el accionar de Don Diego de la Vega, más conocido cuando sale la luna por el Zorro.
El viernes en Mendoza, en la 45º Convención Anual de Ejecutivos de Finanzas de Argentina volviste a hacer referencia a tu gusto por esa serie televisiva que con tanto éxito produjo Walt Disney entre 1957 y 1959.
Entre nosotros no hace falta recordar en extenso la trama de la serie -que por otra parte sigue siendo uno de los caballitos de batalla en el rating de Canal 13- pero igual digamos que por 1820 el joven Diego de la Vega deja sus estudios y vida en Madrid para volver ante un enigmático mensaje de su padre don Alejandro -el más poderoso hacendado de la comarca- preocupado por la creciente opresión que efectuaba al pueblo de Los Ángeles el Comandante Monasterio.
Es al conocer en el barco de regreso esa realidad que don Diego decide tirar por la borda su pasado, para convertirse en apariencia en un joven delicado y amante de la poesía. Mientras que por las noches se trastoca en el Zorro, que pondrá a maltraer a quienes cometan injusticias contra el pueblo.
Para ese tiene como fiel y sufrido ayudante a Bernardo, el mudo que se hace pasar por sordomudo. Todo héroe precisa de un ayudante. Batman tiene a Robin, vos a Karina, que al revés de Bernardo habla pero no escucha…
Yo entiendo que tu admiración por el Zorro te haga querer parecerte, pero sin pincharte el globo debo decirte que no se parecen en nada. Y que al decirte esto, las cenizas de Guy Willians por donde se hallen esparcidas respirarán de alivio.
SON DISTINTOS
El Zorro no era anarcocapitalista como vos lo definís, , ni siquiera era independista de España, basta recordar que bandera es izada cuando termina la saga de José Sebastián Vargas, El Águila para los íntimos, con la muerte de este y sus delirios de poner California bajo su dominio y vendérsela a los rusos o los ingleses.
Acá vos te parecerías más al Águila, ya que le queres regalar el país a Elon Musk.
Tampoco el Zorro era un topo dentro del Estado, como a vos te gusta proclamarte, para disgusto de tan simpáticos animalitos. Don Diego en sus versiones diurna y nocturna peleaba contra los malos y corruptos funcionarios, para nada contra el Rey de España.
Recordarás aquellos episodios cuando el recaudador Andrés Felipe Basilio y el Capitán Mendoza pretenden adueñarse de la recaudación de los impuestos, y el Zorro logra evitarlo y garantizar que lleven a buen puerto a España al tesoro del Rey.
Cuando afirmaste que el Zorro “era partidario del libre comercio» porque “protegía los caminos para que los ladrones no le robaran a los comerciantes”, yo pensé que ponías a nuestro admirado personaje en el papel de la gendarme Patricia cuidando las rutas y evitando cortes.
Sobre el libre comercio pensé que ibas a recordar el conflicto desatado entre la brava Teresa (la novia de Joaquín Castañeda, recordarás) a quien junto a otros vecinos se le quiso impedir vender sus tamales (iguales a los que hacía para el Virrey) en la plaza junto al fuerte. Ahí sí que defendió el libre comercio ante la prepotencia del Estado encarnado por el gobernador interino el Sr. Rico.
Claro que tal vez no tomaste este ejemplo, porque ahora el Estado sos vos. No te olvides nunca de eso.
Bueno, ya es hora de dejar al Zorro, a Bernardo, Al Sargento García, al Cabo Reyes, Don Alejandro y demás personajes que disfruten del éxito de su serie.
Por favor Javier, si querés compararte con algún personaje de ficción, búscate otro, no soy quien para sugerirte alguno. Muchos argentinos te dirían que rumbeases para alguna serie de terror con personajes malvados, sicópatas, o simplemente delirantes.
Elegí al que quieras, pero deja en paz al Zorro.-