Leyendo en redes sociales, como a diario lo hago, me encuentro con una nota de vieja data, traída a la palestra por nuestro colega y amigo Franco Catalano en su exitoso Urgente Ayacucho, que refiere a un ex-deportista de nuestra ciudad con una foja de servicios destacada y lo muestra plácidamente sentado, en paz como el mismo dice, descansando de tanto esfuerzo.
Héctor Martinez fui futbolista, fundador junto a su hermano Benjamin, el inolvidable Tito, y un grupo de amigos del club Estudiantes. Entusiasta jugador de Papy Fútbol e integrante de un equipo al que todos querían vencer. Colaboró muy fuertemente con el atletismo acompañando a valores locales por todo el país, que resultaron grandes figuras.
Con Héctor, mi querido amigo Pizzolito, durante muchos años, jugamos en buen nivel al padel en la ciudad. Interviniendo en incontables campeonatos en canchas de Solanas, Laberinto, club Sarmiento, Defensores, etc y también en torneos regionales.
Como decía, Héctor Martinez siempre estuvo al lado del deporte. Respiró el aire sano de la actividad deportiva y en sus comentados viajes de descanso a la ciudad feliz fue organizador junto a sus ocasionales amigos de la playa en la temporada estival, de reñidos torneos de Tejo. Verdadero furor en Mar del Plata.
Decía que leyendo la nota, hago memoria y recuerdo las charlas en el diario que mantenía con mi padre Oscar Ignacio y el recordado Santiago Révori, en ronda de mates, y nos costaba entender el descomunal esfuerzo a que se sometía Héctor, junto a Adrián Acevedo y alguno más, en los raids ciclísticos de larga duración y miles de kilómetros, que emprendían en beneficio de beneméritas instituciones de la ciudad. Club de Leones, Cooperadora del Hospital, Rotary Club por citar algunas, con el apoyo logístico de hombres de bien como Mario Bértoli, Omar Muñoz, Antonio Acevedo, Omar Loscalzo, Pedro Aleva, Oscar Olguin y tantos otros, que le daban vida a estas verdaderas travesías. De no creer si uno no las presenciara.
Héctor Martinez fue el eje, el Capo Scuadra de ese gran movimiento solidario que tuvo lugar en Ayacucho y se conoció en el mundo entero, como si lo estuviese viendo preparándose, partiendo y arribando aclamado por el numeroso público que fue testigo de sus hazañas, allá por los años 90.
Lo trajo al ruedo Franquito Catalano, e impulsado por ello tuve la motivación de escribir estas líneas corroborando el tesón, la voluntad inquebrantable y la tosudez para ir por el objetivo a cumplir de este verdadero personaje de 88 años, que muchas veces nos hizo emocionar y porque no sorprender con sus logros.
Un verdadero hombre de Hierro !!!.
OMA