Desde que el mundo es mundo se han registrado hechos de inseguridad, en donde sea. A saber.
Países de la órbita occidental u oriental, equilibrados económicamente o desfinanciados, de primer o tercer nivel, en su mejor momento o en el peor, han sufrido situaciones comprometidas. Y lo siguen haciendo.
Y a ello no esta exenta nuestra comunidad, por lo que es decididamente nefasto o temerario volcar culpas a la inacción de un gobierno o el mal trabajo de la autoridad, cuando no se conoce a ciencia cierta cual es el proceder de los mismos. Las pruebas son relevantes, muy concretas y los hechos se suceden en cualquier comunidad con parecida frecuencia.
Y es así y no de otra manera, porque los ejemplos están en la mesa de cualquiera que desee investigar un poco o simplemente leer las ediciones digitales de la zona, resto del país y el mundo.
Ayacucho no es una comunidad que está aislada o apartada de la geografía argentina, como tampoco tan fuertemente castigada por la inseguridad, de manera que sucesos existen como en todas partes y claro, deben ser seguidos y estudiados para descubrirlos buscando poner el peso de la ley en los culpables.
Nuestro deber o responsabilidad al informar será no exagerar, alarmar y fomentar el caos, sí llegar a fondo con la tarea de prevención y si ocurren, no cesar en la búsqueda de quienes se mueven a un costado de la ley. De lo que los medios debemos ser celosos custodios.