Ha fallecido Luis Alberto Romero. El querido Tio Lucas

Querido loco, es un día de suma tristeza. Después de repasar tu vida, tus logros, que los viví de cerca, en el plano personal y deportivo, donde fuiste un elegido, me apena sobremanera lo sucedido a pesar que ya todos preveían este desenlace que conmueve a quienes te conocieron y quisieron.

El básquet te vio brillar, el paddle ganar un simnúmero de torneos; fuiste arquero de nivel, jugador de campo de tu querido Rojinegro; un profe de tenis de excepción. Tu enorme facilidad para los deportes, tu distintivo don para enseñar con la técnica más depurada a todos tus alumnos que se aburrieron de ganar y a lo que vos no le dabas importancia porque no medías los logros. Te parecían comunes, porque los enseñabas con extraordinaria facilidad. Sobrabas las situaciones. También en la vida diaria, la que te hacía feliz con poco. No porque no tuvieras. Es que no necesitabas nada para trascender.

Quiero contar algo de tantos viajes de tenis. Un día un profesor de Buenos Aires dirigente del tenis nacional, me preguntó quien era el profesor de mi hijo Rodrigo y le dije Luis Romero en Ayacucho. » Me parecía, tiene el revés a una mano de los alumnos de él. Y siguió: Luis Romero hasta 12 años es uno, sinó el mejor profesor del país. Pocos forman los jugadores como él. Con una técnica tan depurada». Se lo conté después a varios y a Luis y  no hizo nada más que ensayar una simple sonrisita y siguió tomando mate con la bombilla bien al costado, como era su costumbre. Un verdadero personaje.

En todo lo que jugó brilló. Además tuvo una orquesta, «Los Diabólicos», que fue sensación de los 70 y cantó entre otros, temas de Los Beatles con extrema similitud. Era dueño de una voz no estridente; sí suave y de entonación muy acertada.

El Loco era así, andaba en bicicleta en contramano y ya estaba contento con un vaso de vino tinto charlando con sus amigos, que frecuentaban la peluquería de María Esther. Su reducto. O en su segundo hogar que fue el Centro Cultural.

Los agasajos por tantos años de enseñanza le importaron lo justo y necesario. Formó jugadores y profesores. Le dio clases a grandes y chicos. A gente común, a gente humilde, a políticos y millonarios que veraneaban en Pinamar. A todos los trató de la misma manera. Así era el Tío Lucas, que no sentía ninguna necesidad de contar lo que hacía. Ni de sus logros.

Te vamos a extrañar querido Loco. Te agradezco por todo. Por las charlas, los viajes, los tiempos compartidos. En nombre de mis hijos, del mío propio y porque nó del deporte de la ciudad, al que tanto le has dado. Un abrazo Cara é cui !!!!

Oscar María Albano