Gesta heroica de dos buques de guerra argentinos

En esa constante deambulación por las redes, es posible encontrarnos con informaciones sumamente interesantes sobre la que no se tienen mayores precisiones o directamente, se ignoran. En este caso puntual nos referimos al rescate de refugiados políticos por parte de los buques “ARA Tucumán” ( Tapa) y “ARA 25 de Mayo” de la Armada Argentina, durante la Guerra Civil Española. Esta breve síntesis a modo de prologo fue compartida por Rafael Rey Álvarez, quien se basa en el libro “Heroísmo Criollo” escrito por Clara Campoamor y Federico Fernández Castillejos.

En estos días en que se habla de los problemas de emigración de los argentinos a España, Rafael, cree conveniente recordar un capítulo honroso de nuestros marinos durante la cruenta contienda bélica que le costó la vida a muchos miles de españoles.

Debido a los horrores que estaban ocurriendo entre la población civil de ambos bandos en lucha fratricida, el gobierno argentino envió al crucero “ARA 25 de Mayo» al mando del Capitán de Navío Miguel A. Ferreira, que llegó a Alicante el 22 de Agosto de 1936, quedándose en ese puerto hasta que fue reemplazado por el destructor (llamado “torpedera” en esa época) “ARA Tucumán» bajo el comando del Capitán de Fragata Mario Casari, que llegó en el mes de noviembre de 1936 y se quedó en España hasta fines del mes de junio de 1937.

Durante ese tiempo, el «ARA 25 de Mayo» rescató a 251 personas en tres viajes, mientras que el “ARA Tucumán», a unas aproximadamente 1.240 personas en doce viajes. Este último buque alcanzó a llevar a bordo a 200 personas, cuando en realidad estaba preparado para una tripulación de 160 hombres.

Leemos un breve párrafo del libro «Heroísmo Criollo»: «Se acercan a los puertos de España, con toda clase de consuelos, materiales y espirituales. No cargan en compensación oro y riquezas, sino que dan amparo y refugio al perseguido por el odio y no tienen otro fin que salvar vidas. No sólo reciben correcta y amablemente y dan asilo a la presunta víctima, van a buscarla, a salvarla, por todas partes, en todo momento, por todos los medios».

Fuera de dos naves norteamericanas y la presencia de las flotillas de destructores franceses e ingleses, y por supuesto de los buques de guerra italianos y alemanes que tomaron parte activa en la contienda del lado nacionalista, fue la Argentina quien hizo presencia con dos naves de su bandera, amparando bajo sus colores a todos aquellos que creían en la vida y la libertad.

Muchos buques tomaban asilados que tenían permisos de viaje otorgados por las autoridades, pero los únicos que recibían y ayudaban a aquellos que carecían de documentos y otros papeles, eran los buques argentinos. Ayudaban a todos, de ambos bandos, sin preguntar quiénes eran. También convivieron en ambos buques enemigos a muerte, pero unidos en su afán de salvar sus vidas y las de sus familiares.

Durante esa guerra civil los puertos de toda España, estaban cerrados para evitar la fuga de opositores políticos. Incluso las embarcaciones estaban custodiadas celosamente, razón por la que prófugos, familias enteras en muchísimos casos, debieron aguzar su ingenio para llegar a nuestros barcos. En la mayoría de los casos las tripulaciones argentinas arriesgaban sus vidas para ayudarlos, ya sea llevándolos dentro de «cajones de verduras», como disfrazándolos de marineros o arrancándolos del agua cuando ya no podían nadar más. En ocasiones, los fugitivos solían pagar “favores” con comestibles y cigarrillos a los encargados del puerto, quienes vigilaban que no escapara nadie. Se debe tener en cuenta que si eran atrapados, lo más seguro era el fusilamiento.

Estos “Caballeros del Mar” y sus acciones merecen ser recordados. Quizás hagan reflexionar a nuestros hermanos españoles, para que den un mejor trato a nuestros emigrantes.

AGB

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