Gardel en Ayacucho

En su segunda entrega, la dirección de laverdadayacucho.com.ar, festeja la presencia como colaborador, de una excelente pluma, nuestro convecino, con firmes conocimientos en la narrativa y hechos de la historia, el investigador Enrique Horacio Taborda. Ayer con Los Fontana y hoy nos trae la nota de Carlos Gardel en Ayacucho.

Veamos que nos dice el autor:

Según Nono Etchegoyen sería en el año 1929, los del Club de Leones dicen 1930, tenemos que averiguar. Una foto reproducida en medios periodísticos e internet lo destaca junto al letrero Ayacucho, en la estación ferroviaria (el lugar no ha cambiado, está como entonces). Lo acompañan -según Nono-los guitarristas Ricardo y Barbieri, y otras personas. Si uno de ellos es Ricardo tiene que ser en 1929, ese año se retiró.
El cochero Racioppi los llevó al Hotel Santa Catalina, donde se alojaron. En este edificio, hoy Club de Leones, hay una placa de bronce que recuerda la habitación que ocupó Carlos Gardel.
«El zorzal» actuó en el Bar-Cine La Perla, frente a la Plaza San Martin, calle 25 de Mayo. Enrique da Vila, que apenas tenía 12 o 13 años, hijo de los dueños del hotel,quería ir al espectáculo pero era menor de edad y en esa época los menores no podían asistir a ese tipo de reuniones, aúnque fuera una velada musical. Gardel le pidió permiso para llevarlo a la madre de Enrique, francesa como el cantor y con la cual había conversado comentando cosas de la vieja patria.
En la entrada del cine lo pararon. Gardel les dijo que era su colaborador encargado de llevar la guitarra. Imaginamos la cara de los controles, lo cierto es que Enrique presenció el espectáculo detrás de las cortinas, a un paso de los artistas.
La sala estaba llena y había gente en la vereda. Al finalizar la velada, Gardel salió afuera y les cantó dos o tres canciones, entre ellas «El bulin de la calle Ayacucho».
Hay cierta conexión sentimental con Ayacucho: Cartas, fotografías, algún botón de la rastra que usaba (enviado o entregado a propósito), cosas que alimentan la leyenda, como buena parte de su vida apagada el 24 de Junio de 1935.
Acá no lo olvidaron. Una plazoleta lleva su nombre en avenida Miguens y Güemes; la placa que recuerda su paso por el Hotel Santa Catalina; y en Sala de Música del Museo se muestran referencias del cantor,entre ellas la famosa foto sacada en el andém de la Estación… A más del permanente homenaje de los Amigos de la Asociaciómn Gardeliana, entre ellos el Nono.-