Escribe: Eduardo A. Volonté.-
No siempre en una sola personalidad se dan cita facetas tan diversas como las que configuraron la existencia del ingeniero Gabriel del Mazo.
El ingeniero, el dirigente estudiantil y permanente estudioso de la problemática educativa, el historiador ameno y florido, el legislador y esclarecido ciudadano, son solo algunas de ellas que conforman la afirmación que fue un hombre político por excelencia.
Y esa política que desde niño conoció en su hogar lo llevó en forma casi natural a adherir a los principios del radicalismo que lo acompañarían toda su existencia.
Para dar una idea de lo temprano que estas ideas calaron en ese muchachito inquieto, vale seguir sus propias palabras cuando relata “…el primer libro que tuve sin que fuera texto escolar fue “La Unión Cívica”, de gran volumen y formato, editado después de la Revolución del 90 con ilustraciones. Ese libro y un fusil “remington” usado en la revolución por mi padre, que se guardaba en casa, era dos bombas de tiempo conectadas que habrían de hacer efecto.”
Inducido por la facilidad para las matemáticas ingresa a la facultad de Ingeniería de Bs. As. donde a la par de sus estudios realiza sus primeros pasos como dirigente estudiantil desde la presidencia del Centro de Estudiantes y del Ateneo Universitario.
EL REFORMISTA
Decir Reforma Universitaria es un poco decir también Gabriel del Mazo. Fue con su acción y su pluma, uno de los inspiradores más prominentes de ese vasto movimiento de liberación cultural y universitaria que floreció en 1918 al amparo del gobierno de Hipólito Yrigoyen.
Y toda esa activa participación como fundador de la Federación Universitaria Argentina y dirigente estudiantil primero; como reformista siempre, no solo en el país sino también llevando el ejemplo y mensaje de nuestra reforma al resto de los países hermanos de América, la dejó abundantemente documentada en su extensa obra escrita.
En ella sobresale la monumental obra “La Reforma Universitaria”, cuyos tres tomos abarcan algo más de 1.600 páginas, los que junto a “Vinculación de la Universidad con los graduados”; “La Reforma universitaria, brazo de una conciencia nacional”; “Estudiantes y gobierno universitario”; “Reforma Universitaria y cultura nacional”, son solo algunos de los tantos libros que salidos de su pluma enfocan y profundizan la problemática educativa nacional.
Pero si la Reforma Universitaria significó gran parte de su vida, no menos importancia ocuparon en ella Yrigoyen y el Radicalismo.
EL RADICAL
Conoció a personalmente a Yrigoyen siendo aún dirigente estudiantil y su admiración y respeto por él, no solo no declinó a lo largo de su vida sino que fue aumentando a medida que profundizaba su conocimiento del pensamiento del caudillo radical.
Y como testimonio de esa admiración quedaron entre otros libros: “El pensamiento escrito de Yrigoyen”; “Yrigoyen vivo”; “Yrigoyen en anécdotas”.
Fue el radicalismo la herramienta eficaz que Del Mazo vislumbraba para llevar a cabo ese proceso transformador que terminara de una vez con las viejas estructuras injustas y desvirtuantes de la nacionalidad y llevara adelante la auténtica emancipación nacional y americana que posibilitara el desarrollo integral del hombre.
Esos objetivos animaron siempre sus pasos dentro de la UCR, por eso cuando entendió desvirtuadas por el alvearismo las potencialidades revolucionarias del radicalismo, empeñó sus esfuerzos militantes para lograr encauzarlo nuevamente en el mandato yrigoyenista.
Es así que participó en forma activa en los primeros años de FORJA [Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina] la que abandona cuando aquella decide alejarse de la UCR.
Fue un incansable difusor de la doctrina radical, desde su vieja casona de la calle Sarmiento al 1700, donde realizaba cursos de historia argentina y partidaria, o desde los innumerables comités y ateneos que recorrió llevando sus conocimientos y su mensaje.
Fue como no podía ser de otra manera, uno de los inspiradores y promotores del Movimiento de Intransigencia y Renovación, para cuyo congreso de 1947 redacta la llamada “Profesión de Fe Doctrinaria” que luego pasa a serlo del partido todo y constituye en si misma toda una definición del sentimiento radical.
LEYES Y LIBROS
Cuando le tocó ingresar al Parlamento, a pesar de lo tumultuoso de la época, supo cumplir con corrección y dedicación su papel de representante del pueblo, para el cual presentó numerosos proyectos, los que siempre tenían como destinatario último al argentino ignorado y anónimo de nuestra vasta tierra.
Pero su trabajo no solo se limitaba al presente, también imaginó con visión acabada, proyectos hacia el futuro, como su proyecto de un Canal Sudamericano que aún conserva vigente su intención.
Se amalgamaban en Del Mazo la función del historiador encargado de recoger la historia y volcarla a la letra escrita, y la labor del político esclarecido que era parte integrante de esa misma historia.
Por eso, su extensa y documentada “Historia del Radicalismo” posee los condimentos y atributos indispensables para mantener su frescura y amenidad ante el paso de los años.
Las circunstancias políticas, que a veces también separan a los hombres, lo llevaron a buscar nuevos rumbos en 1956 junto al Dr. Arturo Frondizi, durante cuya gestión presidencial llegó a ocupar la cartera de Defensa Nacional.
Hoy, cuando su nombre integra ya el recuerdo junto a otros forjadores de nuestra identidad nacional, sus obras siguen siendo el material de consulta obligada y el lugar más apropiado para recurrir por parte de todos aquellos deseosos de conocer la historia de uno de los movimientos políticos más importantes de la historia argentina.-