Fútbol femenino: Cuando se lo observó por primera vez en Ayacucho

En los últimos años y debido a merecimientos propios, el fútbol femenino comenzó a ocupar SU LUGAR en los campos de juego. Últimamente, los torneos nacionales, sudamericanos y mundiales nos dan la pauta que incuestionablemente la mujer juega muy bien al fútbol, y por ende ofrece muy buenos espectáculos.

En lo que a Ayacucho respecta, aunque todavía sin la merecida proyección las chicas se muestran en toda su plenitud futbolística en diversos escenarios y lentamente, continúan progresando técnica y físicamente para alcanzar el lugar que por naturaleza les corresponde. Al fin y al cabo, cabe preguntarse lo siguiente: ¿por qué el fútbol es una disciplina deportiva exclusivamente varonil?, cuando en el ambiente metropolitano hay algunas jugadores que muy bien podrían incursionar entre los varones profesionales con marcado suceso. Ni que escribir sobre las mujeres que dirigen partidos como árbitras y jueces de línea.

En tren de recordar y en lo que a nuestro medio respecta, debemos remontarnos al año 1972 para observar en nuestro Estadio Municipal “Dr. José Antonio Barbieri”, un partido femenino e interlocal para más datos. Un poco antes, dos conjuntos conformados por estudiantes de la Escuela Nacional Normal Superior protagonizaron un cotejo a modo de “divertimento” en ese campo de juego, que demostró que con dedicación y empeño las mujeres tenían condiciones para ofrecer buenos espectáculos.

Reiterando conceptos, fue en el año 1972 que tuvo lugar un encuentro interlocal de fútbol femenino cuando el por entonces ex-convecino Ignacio Morales, presidente del Centro Inter-Amateur de Fútbol Femenino con sede en la localidad de 3 de Febrero, se presentó con su primer equipo para confrontar contra el seleccionado de la Liga La Boca de Tandil.

Fue un 9 de julio de 1972. El espectáculo fue organizado por el Club Juventud Unida, cuyo representativo de primera división confrontó contra su similar de Defensores de Rauch. El partido preliminar estuvo a cargo de los equipos femeninos, triunfando las chicas tandilenses por 3 a 1, quienes demostraron una neta superioridad no solamente en el marcador final sino en el campo de juego.

Un tiempo antes, el 12 de marzo de 1972, Ignacio Morales, visitó su terruño natal acompañado de su hija Estela, quien jugaba en el conjunto del Centro Inter-Amateur de Fútbol Femenino de 3 de Febrero. Con el propósito de “demostrar” que ésta jovencita bien podía moverse con absoluta soltura y capacidad entre los varones, “se armaron” dos equipos improvisados sobre la marcha que jugaron como preliminares en una fecha del campeonato organizado por la Liga Ayacuchense. Ganó el once donde militó Estela Morales, y fue precisamente esta chica de 16 años de edad quien convirtió el único tanto del partido.

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