Fue en ese galpón, entonces…

Escribe: Abel G. Bruno.
Mucho es lo que se ha escrito y dicho sobre los varios puntales que provocaron el génesis de nuestra Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra. Desde el establecimiento de campo “San Carlos” de la familia Aráoz, hasta nuestra ciudad, solo bastaron conversaciones que tímidas en su momento, fueron cobrando fuerza a medida que transcurría el tiempo y lo que parecía una idea nacida “entre gallos y medianoche”, pudo vislumbrarse como un proyecto posible, serio y responsable.
Cuando varios convecinos involucrados en esa “posibilidad de traer la actividad generada por una yerra al pueblo”, encararon al todo o nada, fueron contagiando con sus entusiasmos primeramente a los respectivos ambientes en que se desenvolvían, vinculados con el quehacer comercial, agrícola ganadero, político, etc. La semilla germinó de tal forma, que hubo un momento fijado entre los meses de agosto y septiembre del año 1968, en que tantas conversaciones fueron convergiendo en una sola propuesta a través de una comisión promotora que se reunió por primera vez en el primitivo galpón que hizo construir la firma comercial “Prezioso y Hermida” en un amplio terreno ubicado a la vera de la avenida “Dr. Julián Dindart”, contiguo al Jardín “Bellas Artes”.
Fue en ese lugar y no en otro, que fue cobrando forma la primera edición de nuestra Fiesta Nacional. Posteriormente, esos encuentros de trabajo se desarrollaron en diversas instituciones como los clubes Atlético, Social, Defensores e Independiente (por nombrar algunos). Fue precisamente en las dependencias de la última entidad, ubicada por ese entonces en “los altos” de la actual Casa de España, que se realizó la asamblea popular para decidir si el evento se hacía o todo terminaba en la nada.
Según recuerda el Dr. Carlos Miramont, los principales “hacedores” se semejante movida comunitaria en esa ocasión determinante, fueron las voces cantantes de Alejandro Araoz, Niggar Jensen y Oscar Portela, que se alzaron con mayor fuerza y convicción; algo así como: “estamos aquí para que Ayacucho tenga su fiesta nacional por merecimiento propio; por su constante quehacer ganadero al servicio del país. No hay yerra sin terneros. Ambas cosas están concatenadas desde tiempos inmemoriales y nuestro partido puede reclamar con sobrada solvencia y justicia que se lo tenga en cuenta por ser uno de los partidos con mayor producción anual de terneros de destete”.
Dos detalles para tener en cuenta: el primer promotor de tamaña manifestación fue Juan Carlos Roca Rivarola (Joaco), quien también se hizo cargo de presentar el proyecto y colaborar con el programa de realizaciones.
En cuanto al primer fogón popular en calidad de prueba (para palpar el sentir popular), se realizó sobre la calle Hipólito Irigoyen, frente a la confitería “El Buen Gusto” y bajo la iniciativa de don Emilio Eijo.
A modo de cierre, cabe recordar que en esa asamblea popular, se ratificó con creces el excelente trabajo que venía cumpliendo la comisión promotora, que por obvia consecuencia se hizo cargo de organizar la primera edición cuyas fechas centrales recayeron en los días sábado 3 y domingo 4 de Mayo del año 1969. Fue en ese galpón, entonces…

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