“Flor de pedrada” dominguera

Todo marchaba bien hasta aproximadamente la hora 16.30 de ayer domingo. Pero sin decir “agua viene”, de pronto se sintieron potentes truenos que descargaron varios chaparrones de manera intercalada, hasta que llegó la pedrada.

Fueron pocos minutos, paro bastaron para que todo aquello que se movía en derredor buscara refugio de manera precipitada. Principalmente los automovilistas, en prevención de posible daños en las estructuras de sus vehículos. Después que pasó el mini-ruidoso sofocón, debidamente aprovechado por la gente menuda para divertirse juntando y arrojando las heladas esferas, se sintieron algunos rayos que surcaron el firmamento encapotado, hasta que la lluvia, debidamente conformada y mansamente, comenzó a caer según lo previsto por algunos servicios meteorológicos (no todos).

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