Falleció el Dr. Angel Saúl Cordero

Según transcurren los tiempos de pandemia y apelando al decir popular, los ayacuchenses “vivimos con el corazón en la boca” debido precisamente a las consecuencias que genera una situación que data del mes de marzo del año 2020, y que según parece, habrá de prolongarse durante algunos meses más (según se sabe).

Dentro de ese panorama perturbador e incluso trágico, preocupa sobremanera la situación de quienes son afectados por el Covid-19, pero mucho más por quienes le pagan el triste e irrecuperable tributo de la muerte.

Entre esos convecinos de ambos sexos, el impiadoso piélago mortuorio cubrió ayer al médico veterinario Ángel Saúl Cordero, conocido por “Queque”. Afectado por el Coronavirus, falleció en el Hospital Municipal Dr. Pedro Solanet”, donde había sido trasladado desde su domicilio.

Referirnos a este convecino por donde se analice su prolongada y por ende meritoria existencia, equivaldría a llenar varias páginas, razón por la que nos limitaremos a decir que fue un extraordinario MAESTRO en su oficio, adelantado en sus tiempos, a la par de profesor de incuestionable prestigio. Un libro abierto.

En el aspecto deportivo, el club de Polo “El Malón” contó con su contundente capacidad de jugador durante varias temporadas, en épocas donde esta disciplina alcanzó notable predicamento debido a los numerosos torneos locales y regionales. Tampoco fue ajeno al incesante trabajo que demandó por entonces ser dirigente capaz y decidido de esa institución.

El 6 de febrero de 1969 en la sede del club Atlético Independiente, que por entonces estaba ubicada en “los altos” de la Casa de España, Ángel Saúl Cordero, fue elegido primer presidente de la asociación civil de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra, cuya primera edición se llevó a cabo los días 3 y 4 de mayo de ese año. Esa enorme responsabilidad de organizarlo todo empezando desde la foja cero, se prolongó hasta el año 1971. Muy cerca estuvo esta festividad que enorgullece a los ayacuchenses, de “morir en el intento”, de no haber sido por la decidida voluntad y vocación de servicio del Dr. Cordero.

Amó entrañablemente a los caballos y mucho más a su oficio. Sus clases, disertaciones y otras exposiciones por el estilo dictaron cátedra en nuestro país y en el extranjero. Hace algunos años y a sabiendas de su extraordinaria trayectoria profesional en diversos aspectos, fue alentado para que plasmara en un libro tamañas vivencias. Así lo hizo, cumplimentado una primera parte donde especialmente volcó sus experiencias a partir de su paso por la Escuela Militar de La Nación. En los últimos tiempos se encontraba abocado a escribir el resto de la obra.

Sintetizando, el Dr. Ángel Saúl Cordero, le entregó a nuestra comunidad lo mejor que tuvo y pudo. Por lo tanto, acumuló en su haber una incuestionable deuda de reconocimiento que cabe esperar, le sea pagada con creces cuando la tormenta del Covid-19 amaine.

Por ahora, quienes lo conocieron bien seguramente habrán de sentir una profunda pena por su partida. Amigo incondicional de LA VERDAD, que se nutrió con sus notas. Desde aquí nos encargaremos que su imperecedero recuerdo siga latente en nuestras memorias.

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