Entre otras cosas…

“La honestidad en el razonamiento debe suplantar al desparpajo, la liviandad y el fanatismo”. Párrafo del artículo editorial que publicáramos anteayer sábado. A su lado, en la siguiente columna se puede leer “Alguna vez te subiste al zamba?, con la firma de nuestro convecino Luis María Landívar. Ambos precisos, esclarecedores, contundentes. Se trata de manifestaciones que gritan en distintas temáticas desde el más profundo sentido comunitario. Cabe creer que una gran mayoría de ayacuchenses desea manifestarse de esa manera y por diversos medios, pero por diversos motivos calla y deja pasar, posiblemente a la espera que otros muevan la pieza de un juego de ajedrez harto repetido.
Dice Landivar: “Esta nota no tiene ninguna intencionalidad política, solo manifestar mi bronca por el desprecio por la vida de las autoridades provinciales y municipales”, agrega Luis Landívar, en irrefutable alusión al desastroso estado de un tramo de la ruta provincial Nº 74, antes de su enlace con su similar Nº 29: una verdadera vergüenza de la que nos hemos ocupado en reiteradas oportunidades. “Deberíamos cortar la ruta, yo voy primero con muchas ganas y deberíamos hacer una demanda colectiva, nos corresponde”, puede leerse casi al final de un alegato que debiera conmovernos sobremanera pero según el “semblanteo” inicial, aparentemente caerá en saco roto. En efecto, ese tramo destrozado de la ruta Nº 74 se suma a otros sectores de vías asfálticas que cruzan por nuestro partido. Una verdadera vergüenza que viene de arrastre, porque este problema es tan viejo como la injusticia que se comete al permitir que se ponga en riesgo la vida de quienes transitan por ellas. Luis Landívar, cierra su proclama con estas palabras: “La vida no tiene precio y la bronca tiene límites”.
Poniéndole freno a un serio problema
Ayer domingo y en horas del atardecer, se llevó a cabo un amplio operativo de control de motociclistas. Según pudimos observar, varios vehículos policiales se habían ubicado estratégicamente dentro del Complejo Recreativo y Deportivo Comunal del Club Independiente, epicentro de las “movidas” de quienes no tienen ningún deseo de encauzarse por carriles que indican las leyes de tránsito. Mientras los servidores públicos se encontraban abocados a cumplir con sus obligaciones, otro grupo de inadaptados hacían de las suyas sobre la ruta provincial Nº 50, e incluso en avenidas y calles muy concurridas de la ciudad. “Somos hijos del rigor”, razón por la que cabe desear que estos controles se efectúen periódicamente para eliminar ese problema representado por motociclistas sin cascos protectores conduciendo sus máquinas sin la debida documentación, con escapes libres y circulando a excesivas velocidades efectuando malabares circenses.
No somos un buen ejemplo
Mientras en otras ciudades sus habitantes se esfuerzan por mantener todo en orden, principalmente la limpieza y cuidado de los espacios públicos, en nuestro medio se manifiesta diariamente la desidia y el desinterés. Se arroja todo tipo de basura en cualquier parte; se destrozan los juegos infantiles ubicados en las plazoletas correspondientes y en definitiva. Cabe convencernos que este problema que viene de vieja data se genera por falta de cultura y educación. Muchísimos ayacuchenses se han acostumbrado a vivir dentro del desorden y la suciedad, y transmiten ese accionar al orden comunitario. Es sumamente fácil comprobarlo; cabe visitar los lugares donde se han instalado juegos infantiles, y observar el estado de deterioro en que se encuentran. Basta con instalarlos, para que al poco tiempo aparezcan destrozados. Dentro de ese panorama caben las farolas, los árboles y obviamente la basura, siempre la basura como sello identificatorio. Nuestra comunidad está integrada en su mayoría por seres humanos respetuosos de las mejores normas de convivencia, que no merecen compartir semejante situación. Por supuesto que en última instancia, el municipio carga la culpa sin comerla ni beberla.
«La fiesta es de todos…»
El titular de la asociación civil de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra, Alberto Volontin, fue concluyente en el momento de manifestar su posición con respecto a la realización de la edición 2020 del máximo evento ayacuchense. En apretada síntesis, reiteró que «la fiesta es de todos» y de tal forma, debemos comprometernos para colaborar de la mejor forma posible; «agachando el lomo» e incluso apoyando anímicamente a quienes lo hacen. Es posible comprobar que desde la primera edición hasta la fecha, el aspecto más preocupante ha sido el factor económico. En este año 2020, esa situación empeora en todo momento: lo que hoy vale diez mañana valdrá veinte». En ese transcurrir debe afinarse el lápiz constantemente. No caben dudas que si se apela a la capacidad y voluntad de los actuales directivos, se saldrá adelante, pero se necesita imperiosamente la máxima colaboración de la comunidad si queremos seguir contando con una celebración que nos identifica a nivel país. Si se bajan los brazos; si la perdemos, habrá que creer en lo que manifiestan quienes está

n parados en la vereda de enfrente, cuando sostienen que «hay que alambrar alrededor del pueblo», o que seguimos siendo fieles a la denominación quechua que nos identifica: «rincón de los muertos».
AGB

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