Entre otras cosas…

Fieles a la añeja costumbre de arrojar sin ton ni son cuanto papelito pasa por nuestras manos, generalmente en forma de desecho, en esas generales de nuestra mala costumbre comunitaria se suman los cajeros automáticos de los dos bancos que operan en nuestra ciudad. Nos referimos al Banco de la Provincia de Buenos Aires, y el Banco de la Nación Argentina. Tiempos hubo en que Ayacucho, también contaba con las sucursales de Balcarce y Tandil. Sin adentrarnos en la historia relacionada con las casas crediticias, puede afirmarse que en días de mucha actividad los espacios donde funcionan los cajeros automáticos se convierten en mini-basureros, debido a la abundante cantidad de papelitos que se arrojan al suelo. Con solo mirar en derredor, se encuentran los cestos de residuos.
Resulta cómica esta situación, porque si no estuviesen disponibles esos recipientes, vaya y pase, pero están ahí para que después de cualquier operación en el cajero, nos desprendamos de “los papelitos” como corresponde a gente civilizada.
Nuestro Hospital Municipal: un modelo
El caso de la paciente que debió ser operada en una pierna (amputación) en un establecimiento asistencial privado, y le intervinieron la otra, se suma a los episodios preocupantes que suceden muy a menudo en sanatorios, clínicas y hospitales. ¿Negligencia, irresponsabilidad, incompetencia?. Según se cree, se debe a la desidia con que atienden algunos profesionales; también por la falta de control. Estos muy tristes ejemplos, nos señalan una vez más las incuestionables bondades de nuestro Hospital Municipal “Dr. Pedro Solanet”. Por supuesto que a lo largo de su historia, ocurrieron algunos casos reñidos con el buen cumplimiento del juramento hipocrático; negligencias, errores en los diagnósticos, etc. pero en la suma general podemos jactarnos de contar con un centro asistencial como pocos hay en el país. Estos conceptos son reiterativos, pero cobran vigencia ante el caso que actualmente mantiene ocupado a todo el periodismo porteño y algo más. Como nos encontramos en plena campaña política, según opinan algunos candidatos al nosocomio ayacuchense le faltan “algunos ajustes humanos y técnicos”. Es posible que así sea, pero dentro de nuestras posibilidades “pueblerinas” seguiremos cantando loas a nuestro querido hospital municipal. Cuidémoslo…
Psicosis colectiva
Debido a los constantes hechos delictivos, gran parte del país vive una especie de “psicosis colectiva”. En menor medida, también nuestra ciudad y partido se cuentan dentro de esa vorágine, donde todo puede ser posible si de marchar en contra de la ley se trata. Las cámaras televisivas, principalmente, nos muestran a Buenos Aires y sus “cien barrios porteños” azotados por la epidemia provocada por delincuentes, en mayor medida aquellos que operan circulando en motocicleta. Algunos casos son realmente para el asombro debido a la violencia que esgrimen los ladrones, quienes no titubean en matar para quedarse con un bolso, un celular o un par de zapatillas. Según opinan algunos entendidos, el personal policial no da abasto para controlar tanta demencia; obviamente, le apuntan a la caducidad de la ley con que contamos, e incluso a quienes son responsables de hacerla cumplir. Lo cierto es que cuando muchas personas deben trasladarse desde nuestra ciudad a las grandes urbes, lo hacen “con el corazón en la boca; no se sabe en qué momento y lugar puede producirse la aparición de la desgracia en forma de delincuente alcoholizado, drogado o directamente degenerado…