Una gran afluencia de motos y moteros se pudo ver este fin de semana en el complejo del club Atlético Independiente, organizado por la Agrupación local Vestigios de Libertad.
El sábado LA VERDAD recorrió las instalaciones, donde la gran familia motera llegada desde los cuatro puntos cardinales de la Provincia y más allá de sus fronteras, mostraba a las claras en gestos y actitudes de sus protagonistas, el verdadero sentir de subirse a una moto y disfrutar de estos mega-encuentros.
En carteles y conversaciones con algunos de ellos, nos informamos sobre los próximos encuentros, ya que desde Ayacucho algunos seguían hacia otros destinos similares, estando cercano uno muy conocido en Azul.
Niños, jóvenes, mujeres, hombres, la gran mayoría enfundados en trajes negros típicos de la movida motoquera, tatuajes en brazos y cuerpo, carpas por doquier y un entorno de magna belleza como es el arroyo Tandileofú que corre raudo por entre los sauces que lo enmarcan en el Inde. La Casita Azul se vio colmada y replegadas las huestes moteras hacia el lado que linda con la RP 50, todo era abarcado por las hermosas máquinas que relucían en la tranquila tarde veraniega de Ayacucho.
Más allá del complejo la realidad era otra. La ciudad ardía en el loco frenesí de un centenar de jóvenes que, sin cascos, patentes ni motos en condiciones para circular, ensordecían por calles y avenidas, enardeciendo a toda una comunidad que pasó todo el fin de semana manifestándose en las redes sociales con holgada franqueza sobre las molestias que causaban con los escapes libres.
Más allá del Inde, en la Ruta, los conos colocados por Tránsito municipal quedaba tirados hacia los lados de la vía asfáltica. Sólo bastaba pararse en el ingreso del Complejo para ver cómo apenas con un suave sonido y a marcha apropiada ingresaban los «verdaderos» moteros, esos que vienen cada año a compartir con nosotros unos días de febrero, a quienes debemos mostrar nuestra hospitalidad siempre.
Por fuera el caos, la desesperación de una comunidad que no logró dormir, no ya porque anden en motos todos juntos, sino por la «rebeldía» de estos jóvenes en transgredir las normas. HAY leyes que se deben cumplir, entre ellas las de Ruidos Molestos que no respetan estas motos adaptadas para que exploten a cada paso.
Dice el refrán que el árbol no tape el bosque. Esto es lo que está pasando con un Motoencuentro que orgullosamente se hace en Ayacucho desde hace más de una década, con distintas organizaciones. Esto es turismo y atrae divisas para el comercio de Ayacucho. Por tanto nuestro agradecimiento a Vestigios de Libertad por la organización perfecta de este 4º Motoencuentro en Ayacucho.
Mabel Santos