El tiempo recobrado: el Gobierno nacional trabaja para restaurar las obras de Francisco Salamone

Las construcciones que el ingeniero levantó en municipios y
departamentos de Buenos Aires y Córdoba sufrieron los embates de los
elementos y la mala conservación. Ahora, desde el Ministerio de Obras
Públicas se encaró un ambicioso plan de recuperación que implica una
inversión de más de $ 500 millones.

Por Marcelo Metayer, de la Agencia DIB

Mil novecientos treinta y ocho: el tranquilo pueblo que se levanta en las
tierras de don Pedro Saldungaray, a la vera de la vía Olavarría – Coronel
Pringles, da un salto a la modernidad con su delegación municipal de
líneas rectas y ángulos diedros, su mercado, su gigantesca rueda en la
entrada del camposanto en cuyo centro un Cristo coronado de espinas
mira hacia el pasado y el futuro como un Jano del siglo XX. Mil
novecientos noventa y seis: Ed Shaw y su hijo Tom se encuentran con la
rueda mientras recorren el mar verde bonaerense en busca de las obras
del “loco de las torres”, Francisco Salamone, y la encuentran derruida,
con gran parte de los cerámicos azules cielo caídos y desaparecidos.
Dos mil nueve: un fotógrafo baja del tren en Saldungaray después de
doce horas de viaje y camina las cuadras que lo separan de la rueda,
para encontrarse con una vista impresionante y con los hierros del
hormigón de los brazos de la cruz a la vista; el tiempo sigue haciendo
estragos en un monumento que, de todos modos, está más allá de los
eones.
Como todas las obras creadas por la inventiva del ingeniero siciliano, el
portal del cementerio de Saldungaray sufrió los embates del paso de los
años. En las décadas transcurridas desde los años ‘30 hubo muchos
intentos de restauración de las construcciones salamónicas. Algunas
salieron bien, otras no tanto. Ahora, el Gobierno nacional quiere
recuperar este patrimonio arquitectónico único que enjoya a las
provincias de Buenos Aires -en su mayor parte- y Córdoba.
En su primera etapa, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación (MOP)
invertirá casi 340 millones de pesos en diez localidades bonaerenses. En

su totalidad, el programa plantea un gasto total de 505 millones de pesos
e incluye también a dos obras en la provincia de Córdoba: la restauración
del primer palacio municipal de Las Varillas, por $ 41,8 millones, y la
puesta en valor de la Plaza Centenario, en Villa María, por $ 127 millones
de pesos.
Las localidades de la provincia de Buenos Aires incluidas en el plan de
restauración son Adolfo González Chaves, Adolfo Alsina, Coronel
Pringles, Rauch, Azul, Balcarce, Alberti, Tornquist, Saldungaray, Guaminí
y Pellegrini.
Según se informa desde el ministerio, “las obras están enmarcadas en un
plan general de Infraestructura Patrimonial del MOP que comprende 117
obras y proyectos en distintas provincias del país, con el objetivo de
contribuir a la preservación y puesta en valor de los bienes patrimoniales
que hacen a la cultura e identidad nacional”.
“En este sentido”, agregan, “se brinda asesoramiento, apoyo técnico y
financiero para intervenciones a nivel nacional, provincial y local que
apunten a preservar el patrimonio de los pueblos y ciudades, intervenir
en obras emblemáticas y fortalecer las capacidades institucionales para
su gestión”.

Una por una
Las obras en la provincia de Buenos Aires que están alcanzadas por la
primera parte del programa, incluyendo la inversión que se realizará, son:
 puesta en valor del palacio municipal de la ciudad de Adolfo
González Chaves: $ 17,6 millones.
 conservación y restauración del palacio municipal en la ciudad de
Adolfo Alsina, etapa 1: $ 47 millones.
 restauración y conservación de la rambla y la Plaza Juan Pascual
Pringles en el municipio de Coronel Pringles: $ 48,5 millones.
 puesta en valor de envolvente del palacio municipal en el municipio
de Rauch: $ 29,5 millones.
 restauración de la portada del cementerio municipal de Azul: $ 36,6
millones.
 restauración de la Plaza Libertad del municipio de Balcarce, etapa
1: $ 23,3 millones.
 restauración del eje cívico-monumental Salamone – plaza General
Arias – palacio municipal en la ciudad de Alberti: $ 39,2 millones.
 puesta en valor del matadero municipal del municipio de Guaminí:
$ 30,1 millones.

 conservación y restauración del portal del cementerio de
Saldungaray en el municipio de Tornquist: $ 40 millones.
 puesta en valor del palacio municipal de la ciudad de Pellegrini: $
25 millones.

Justicia poética
Francisco Salamone, con un equipo de gente increíblemente capaz,
proyectó más de 60 edificios en 25 municipios de la provincia de Buenos
Aires entre 1936 y 1940. Antes construyó el matadero de Villa María y la
municipalidad de Las Varillas, en Córdoba, provincia donde además
militó en el radicalismo y se cree -versión que todavía espera
confirmación- que fue precandidato a senador provincial.
Los edificios bonaerenses de Salamone, levantados durante la
gobernación de Manuel Fresco, revolucionaron la arquitectura de pueblos
tan pequeños como Saldungaray, que hoy anda por los 1.500 habitantes,
o ciudades tan vitales como Azul, con 70.000. Su estilo es inconfundible,
pero es más difícil de definir: se habla de art decó, expresionismo,
futurismo. Hay quien llama al ingeniero “Gaudí de las pampas”, pero lo
cierto es que le queda mejor el apodo antes citado, el de “loco de las
torres”. Tomó la idea de la municipalidad de La Plata, con su elevado
reloj central, y lo llevó al paroxismo.
El material de las construcciones de Salamone, el hormigón armado que
constituía una novedad para el momento, demostró ser de muy buena
calidad. No hay más que darse una vuelta por las ruinas de Epecuén, en
Adolfo Alsina, y ver cómo el matadero, que pasó añares bajo las aguas
salinas de la laguna, continúa en pie.
De todos modos, muchas de las obras necesitan ser restauradas y
puestas en valor. Las superficies de las municipalidades se han ido
deteriorando, los enormes portales de cementerios, golpeados por los
vientos de la llanura, se fueron rompiendo.
La posta la tiene ahora el Ministerio de Obras Públicas. Ya se comenzó a
trabajar, por ejemplo, en Pellegrini. Habrá que ver cómo siguen las otras
construcciones. Y con suerte, este cronista llega a ver cómo la espada
del arcángel San Miguel en la entrada del cementerio de Azul recupera
su punta, quebrada desde hace muchos años. Ocho décadas después
de ser construidas, las obras de Francisco Salamone se merecen esa
justicia. (DIB) MM