Escribe: Eduardo A. Volonté.-
Suele ocurrir con algunos personajes que se destacan en cualquier ámbito y trascienden a su época, que su figura opaque y relegue a otros miembros de su familia que desde su propia individualidad también han generado méritos suficientes para trascender a su tiempo.
Uno de esos tantos casos lo constituye Rafael Hernández, hermano menor del autor del Martín Fierro.
Un breve repaso biográfico de Rafael nos recuerda que nació el 1 de septiembre de 1840 en la quinta materna de los Pueyrredón (hoy partido de San Martín). Luego de sus estudios acompañó a su padre en tareas rurales hasta la muerte de este a consecuencia de un rayo, para volver luego a Buenos Aires e inscribirse en la Universidad.
Los avatares de la política lo llevaron en 1859 a Paraná –capital de la Confederación- junto a su hermano José, donde a la par del periodismo también tomó las armas en el ejército de la Confederación participando en las batallas de Cepeda y Pavón.
La inexplicable actitud de Urquiza en Pavón, los convierte en una especie de parias en su propia patria. Sin posibilidades de volver a Buenos Aires y catalogados de porteños en el interior, sus días se tornan difíciles.
Rafael emprendió una serie de viajes por el interior del país que le brindaron un bagaje de vivencias y conocimientos que aplicaría en el resto de su vida durante su actividad política y profesional y volcaría en algunas de sus publicaciones.
De regreso emigró al Uruguay, donde sus convicciones lo llevaron a participar al mando de Leandro Gómez en la heroica defensa de la sitiada Paysandú por las fuerzas del General Flores, del mitrismo y la escuadra brasileña.
Con graves heridas consigue escapar y convertirse en el único sobreviviente al cerco final de aquellos violentos días.
Esto no aplacó su ánimo, volviendo al periodismo en el país y con 25 años sumarse al ejército en la guerra de la triple Alianza y participando de encarnizados combates, entre ellos el de Pehuajó en tierras correntinas.
Una vida intensa
Al fin de la guerra regresa a Buenos Aires para fundar con José y otros amigos el diario “El Río de la Plata”. Su encarnizada oposición al presidente Sarmiento hizo que éste clausurara el diario y José debiera emigrar al Brasil.
Rafael quedó en Buenos Aires a cargo de la mantención de su familia y la de su hermano ausente.
En esos días se desató una terrible epidemia de fiebre amarilla que causó casi 15.000 muertos. Rafael junto a otros valientes y altruistas conformaron una comisión de lucha contra el mal que llevó a cabo una descomunal tarea. Su presidente José Roque Pérez fue una de las víctimas.
Vuelta la normalidad, Hernández aprovechó para dedicarse a sus estudios de ingeniería, ocupando además por nombramiento del presidente Avellaneda el cargo de vocal del Departamento de Ingenieros a cargo de la sección Geodesia y Catastro.
En 1985 es electo diputado provincial donde comienza a demostrar su capacidad en el plano legislativo.
Egresado en 1877 de la UBA como Ingeniero Geógrafo, presenta su tesis sobre catastro, para recibir el título de Agrimensor.
El Fundador
Del resultado de su trabajo en esta materia, surge el lugar y traza de la ciudad de Ciudad de San Carlos de Bolívar. A partir de 1880 se suman Arroyos, Coronel Pringles, Coronel Suárez y Nueva Plata.
Su vocación andante lo llevó a la lejana Misiones donde a la par de otras actividades, fundó las colonias agrícolas Santa Ana y Candelaria, para luego realizar similar tarea en Entre Ríos, trazando tres colonias, denominando Hernandarias a una de ellas.
Dentro de su tarea colonizadora se encuentra la creación del Centro Agrícola Nueva Plata, ubicado dentro de la estancia “El Tata” a unos 16 km de Pehuajó, con una trazado similar a La Plata y que hoy cuenta con unos 300 habitantes.
En su agitada vida se dio tiempo para dejar una vasta obra escrita que consta de 25 volúmenes e incluye títulos como: Cartas Misioneras; Justicia Criminal; Viaje de un peso, Pehuajó, nomenclatura de sus calles; Transmisión Telegráfica; En barro inglés diez millones; Patria y caridad; El Mus; Armonías Industriales; Irrigación de la provincia de Buenos Aires con las aguas del Riachuelo, y muchas otras de diversas temáticas.
El 21 de octubre de 1886 recibe uno de los golpes más duros en su vida, al fallecer a su lado su hermano José.
Electo senador provincial en 1887 y reelecto en 1891, su regreso a la Legislatura le permitió convertirse en una referencia indiscutible en todas las materias y cuestiones que abordaba, con un despliegue de conocimientos, oratoria y argumentación que generaba el respeto de propios y extraños.
En 1889 presentó uno de sus proyectos más trascendentes como lo fue la creación de la Universidad de La Plata, la que fuera posteriormente en 1905 nacionalizada por el ministro Joaquín V. González. En este tema –como en otros- la historia lo ha relegado a un oscuro secundo plano, cuando en realidad, por lo menos, debería figurar en el mismo plano que González, cuando se habla del fundador de la Universidad platense.
Estando en su casa en Buenos Aires, el 21 de marzo de 1903 se produce su repentino deceso.
Rafael Hernández supo llevar a lo largo de sus 63 años de vida una intensa y variada actividad que lo llevara a destacarse en el periodismo, la agrimensura, la labor legislativa, la colonización y la escritura, entre otras.
Su nombre y su trayectoria merecen brillar con luz propia.-