Discursos y oradores: la novedad que aportó el banderazo del 8N

El banderazo del 8N aportó un elemento innovador a la serie de manifestaciones opositoras que se vienen sucediendo desde la llegada al poder del Frente de Todos: la protesta de esta tarde se cerró con discursos. Y no fue uno solo, sino varios en tres escenarios.
Con el más grande de los escenarios, Acción Conjunta Republicana -una de las principales agrupaciones que impulsó tanto este banderazo como los anteriores- captó la atención de gran parte de los manifestantes.

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Alrededor de las 18, una de las referentes del grupo leyó unas palabras que, según indicó, se replicarían en las movilizaciones del resto del país.

«Vamos a marchar todas las veces necesarias hasta que la Constitución Nacional vuelva a ser letra viva. El respeto a la ley es el único camino que nos permitirá salir de la grieta y de la pobreza actual», afirmó la mujer, quien llevaba un sombrero con una vincha argentina que decía «Basta», en referencia a la consigna de la marcha.

«Necesitamos justicia en vez de una politización de la Justicia», continuó la vocera, y concluyó: «Queremos libertad para circular, libertad para opinar, libertad de prensa. No recorten mas nuestras libertades. ¡Viva la democracia republicana!». Finalizadas las palabras, el público entonó el Himno Nacional.

Luego del discurso se sumaron al escenario algunos jóvenes, también integrantes de la agrupación, así como algunos manifestantes que se encontraban entre el público. Todos pidieron por la independencia judicial y el respeto de las libertades individuales.

Frente al escenario de Acción Republicana se reunió un grupo de autoconvocados bajo el nombre Fuerza Unidaria Argentina (FUA), quienes aseguraron asistir al Obelisco todos los sábados, desde el 25 de mayo pasado, para manifestarse en repudio a las medidas
que el Estado nacional tomó frente a la pandemia. Esta vez, el reclamo se enfocó en el rechazo de la vacuna experimental para el Covid-19.

Mauricio Andrada, que se presentó como emergentólogo y adherido a FUA, mostró su escepticismo: «La vacuna no cumple con las validaciones de haber sido probada en el lote correspondiente de animales. Sin haber vacuna contra el sida, se consiguió en tiempo
récord una vacuna para el Covid-19. Es extraño».

Con desconfianza, Andrada apuntó contra el Poder Ejecutivo: «El ministro de Salud, los asesores y el Presidente se contradicen acerca de la obligatoriedad de la vacuna. Aún si no es obligatoria, ¿para qué compraron millones de dosis cuando hay emergencia económica? Que piensen en cómo recuperar las fuentes de trabajo».

En un tercer escenario, hacia el sur, se nucleó una agrupación de jóvenes liberales y libertarios, con banderas amarillas de Gadsden, un típico símbolo del libertarismo. Sin un nombre que los identifique, los jóvenes pronunciaron discursos en contra de la
intervención del Estado.

«Todos los problemas se deben a que tenemos un Estado demasiado presente. No necesitamos que nos dé una mano: necesitamos que nos saque la mano de encima», dijo a LA NACION Gabriel Asorey, estudiante de electromecánica. El joven, que tiene 18 años, lamentó haberse quedado sin trabajo tras las restricciones que el Gobierno dispuso durante la cuarentena. «Trabajaba como mozo, personal de seguridad y limpieza. Me quedé sin todo eso», indicó.

El grupo de libertarios busca consolidar un partido político en el que puedan presentarse y hacer carrera política todos aquellos jóvenes que se acerquen, «sin elección a dedo», señalaron.
Fuente: LA NACION – Crédito: Santiago Filipuzzi
Inés Beato Vassolo

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